El traslado del Calderón sigue en el aire 14 meses después de acordarse
Ayuntamiento y club no lograron ayer un pacto para repartir los costes
Hace ya 14 meses que el Atlético de Madrid y el Ayuntamiento firmaron un protocolo de intenciones para la recalificación del estadio Vicente Calderón. Parecía que todo iba sobre ruedas. Que el Atlético se mudaría a La Peineta y que en los terrenos del antiguo estadio y de la cervecera Mahou se construirían pisos para financiar la operación. En pocos meses, se dijo entonces, se anunciaría el proyecto definitivo. "Sólo quedaban unos flecos", dijeron ambas partes. Pero hoy, en medio de la crisis económica que se ha llevado por delante a Martinsa, la inmobiliaria que iba a construir pisos en el Calderón, sigue todo en el aire. Ayer, tras una hora de reunión en la Concejalía de Hacienda, la negociación volvió a quedar en tablas.
"No tenemos prisa por cerrar la operación", dicen fuentes rojiblancas
La edificabilidad de los terrenos del Atlético y de Mahou no variará
"Ha sido una reunión como otra de tantas. No tenemos prisa por cerrar la operación, y parece que el Ayuntamiento tampoco", explicaron ayer fuentes del club rojiblanco. Ambas instituciones discuten ahora sobre quién asume los costes del soterramiento de la M-30 a su paso por el Calderón y de la construcción del futuro estadio de La Peineta. Fuera de la operación Martinsa, FCC asumiría el papel de la empresa de Fernando Martín.
A la reunión no fue convocado ningún representante de la Concejalía de Urbanismo. Según fuentes municipales, la parte que atañe a la edil de esa área, Pilar Martínez, "no se va a tocar". Eso es, principalmente, la edificabilidad concedida al suelo recalificado y que ocupa en la actualidad el Vicente Calderón y la colindante cervecera Mahou.
De acuerdo con el protocolo que se firmó en julio de 2007, el club rojiblanco debería asumir unos gastos de 235 millones de euros: un máximo de 160 para reformar el estadio de La Peineta, 20 millones más para su adaptación, caso de ser elegida Madrid sede de los Juegos Olímpicos, 40 millones para sufragar el soterramiento del tramo de la M-30 y otros 15 para costear la demolición del estadio Vicente Calderón. A cambio, obtendría la titularidad del nuevo estadio y los ingresos que obtenga por los metros cuadrados edificables que le quedarían. Las perspectivas de ingresos, que se situaban en unos 260 millones, podrían verse rebajadas por la crisis inmobiliaria.
Hace tres años, Martinsa y la inmobiliaria Andria formaron un consorcio urbanístico (RTM) para quedarse con el 10% del suelo del Atlético de Madrid, valorado en 226 millones de euros y propiedad de la sociedad División Inmobiliaria, de los dueños del club colchonero. A cambio, dieron al Atlético, que arrastraba una deuda de 130 millones de euros, 22,6 millones. Caja Madrid también entró en la operación y se quedó con un 5% de ese suelo. La entidad bancaria tendría un derecho preferencial sobre la financiación de la edificación de todo el ámbito. Si no prosperaba la operación urbanística, el club tendría que devolver el dinero a las entidades.
La operación se realizará de manera conjunta con la cervecera Mahou (que posee los terrenos colindantes) y permitirá construir viviendas en una superficie edificable de 175.000 metros cuadrados. Mahou y el Atlético se repartirán el terreno al 50%.
Así, la venta de las 1.000 viviendas previstas en la mitad del terreno correspondiente (unos 87.000 metros cuadrados de volumen edificable) reportaría a sus promotores unos 425 millones de euros brutos, según los planes iniciales. A esa cifra hay que descontar los gastos por la compra de los terrenos al Atlético. La parcela del Calderón, de unos 31.000 metros cuadrados, quedaría liberada al desplazar la edificabilidad a la zona de Mahou y se reservaría para una gran zona verde y un lago, según anunció en su día el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.
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