¿Música sin músicas?
El Babelia del sábado pasado incluye un extra que bajo el título Músicas arriesgadas anuncia: "Los compositores e intérpretes españoles contemporáneos han conseguido ocupar un lugar en el centro de la escena musical internacional". En su interior, a lo largo de dos páginas enteras, el crítico musical del periódico, J. Á. Vela del Campo, habla con entusiasmo de "momento dulce", "punto de inflexión", "situación envidiable", "madurez", "potencia colectiva arrolladora", "normalización..." y lo ilustra citando los nombres de 49 músicos españoles actuales. Pero se da una coincidencia verdaderamente llamativa: resulta que de los 49, son masculinos, si no me engaño, ni más ni menos que 49.
Por supuesto, esta lectora está dispuesta a admitir que habrá una explicación que dé cuenta de un fenómeno a primera vista tan extraordinario. Es posible, por ejemplo, que en los últimos 50 años ni una sola mujer se haya inscrito en ningún conservatorio. O que las que se inscribieron terminaron, todas, casándose con su profesor de piano y están desde entonces en la cocina preparándole croquetas. O que haya mujeres que se dedican a la música, pero todas, sin excepción, sean malas. Estoy dispuesta a creérmelo, digo; lo único que me parece raro es que al articulista no se le haya ocurrido ni siquiera hacerse la pregunta.
¿"Normalización", dijo....
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