El virus del sida es centenario
Unos tejidos de los años sesenta permiten situar el origen del VIH en torno a 1900
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) estaba ya circulando por África a principios del siglo XX, según la historia evolutiva que han logrado rastrear unos biólogos estadounidenses a partir de una insólita muestra de tejidos de principios de los años sesenta, explican en Nature. Los primeros casos de la enfermedad que provoca, el sida, no fueron, sin embargo, identificados hasta 1980.
Las muestras clave forman parte de una colección de 813 recogidas entre 1958 y 1962, conservadas en parafina y custodiadas en la Universidad de Kinshasa (República Democrática de Congo). Una, de 1960, pertenece a una biopsia de nódulo linfático de una mujer adulta. La otra, de 1959, al plasma sanguíneo de un hombre de 1959. Lo interesante del análisis de Michael Worobey (Universidad de Arizona) y sus colegas es que al estudiar las diferencias genéticas entre estas dos cepas prehistóricas se ha podido determinar que tuvieron un virus ancestral común en torno a 1900 -y no 1930, como se pensaba-. Ambas cepas son del VIH 1, grupo M, pero sus secuencias genéticas difieren aproximadamente en un 112%.
"Las secuencias del VIH-1 anteriores a la identificación del sida son críticas para definir el momento de su origen y la escala de tiempo de la evolución del virus", dicen Worobey y sus colegas. Y recuerdan que el reservorio ancestral del virus sigue existiendo en poblaciones de chimpancés salvajes de África. El VIH sería, por tanto, una mutación del virus de los simios (el VIS), que seguramente llegó a los humanos a través de una exposición a la sangre de chimpancés sacrificados para el consumo.
¿Si el VIH estaba en África décadas antes de 1980, por qué explotó la pandemia entonces? "Dada la batería de diferentes características sintomáticas del sida y el periodo asintomático a menudo largo tras la infección, es fácil imaginar por qué la epidemia pasó inadvertida al principio", consideran Paul M. Sharp y Beatrice H. Hah, que comentan en Nature el trabajo de Worobey.
Pudieron pasar décadas de lenta transmisión del virus entre humanos sin que se reconociera. Y la explosión de la enfermedad debe de ir asociada al caldo de cultivo que suponen las concentraciones de población al surgir las metrópolis africanas, afirman los expertos.
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