_
_
_
_

"Todo el mundo te amenaza. No te fías de nadie"

Natalia Junquera

Durante cuatro interminables meses, Inna, una espectacular bielorrusa víctima de una red de explotación sexual, pidió auxilio a sus clientes. "Les contaba lo que me pasaba y me decían, 'pobrecita, pobrecita', pero siempre volvían. Eso sí, me dejaban propina. Aunque les dijera que no quería más dinero, sino ayuda, no lo entendían", relató a este diario el pasado noviembre, cuando el Gobierno empezaba a hablar de un Plan Nacional de Acción contra la Trata.

Cinco años después de aquel infierno, Inna le pide ahora al Gobierno, que ayer avanzó el borrador del plan, que proteja a las mujeres como ella. "Todo el mundo te amenaza. No te fías de nadie. El señor del chalé me decía que tenía amigos en la policía y que si iba a denunciarle me meterían en la cárcel. Y me amenazaban constantemente con hacerle daño a mi familia en Bielorrusia", recuerda. "Necesitamos saber que hay un sitio al que podemos escapar sin miedo y sentirnos seguras para poder denunciar a los explotadores. Y protección jurídica. Te sientes totalmente indefensa. No sabes a quién acudir"

Inna tenía 21 años cuando cayó en la red. Había llegado a España engañada por su novio, quien tras llevarla a un chalé madrileño donde ella creía que iba a trabajar de asistenta, recogió un sobre con dinero y se largó. "Después supe que con lo que le dieron por mí, se había comprado un Mercedes. Me lo dijo la chica que llegó al chalé dos semanas más tarde".

Una mujer ucrania que a partir de entonces se convertiría en su sombra, le explicó: "Ese no va a volver, ha cobrado y se ha ido. Si te portas bien, no te pasará nada. Si los clientes se van contentos, el jefe está contento. Tú te llevas 30 euros a la hora". Después descubriría que el cliente pagaba 300 euros y que el jefe se llevaba 270, y que aquello era una red de prostitución de lujo.

A ella le costó mucho acudir a la policía, aunque pensó en escaparse "desde el primer día". Pero sin documentación, -le habían quitado el pasaporte-, sin dinero, y sin hablar apenas el idioma -"lo fui aprendiendo con los clientes"-, sintió que "no iba a llegar a ningún sitio". Hasta que un día no pudo más y acudió a la policía. "Quería que me deportaran. Acabar con esto", recuerda. Inna denunció a sus explotadores y se escondió en una casa de acogida del Proyecto Esperanza, una ONG integrada en la Red Española Contra la Trata de Personas, que ayer le reiteró al Gobierno la necesidad de que asuma la protección de las víctimas y garantice su recuperación "física y emocional".

Su explotador fue juzgado y condenado. Inna reside hoy legalmente en Madrid, trabaja en un lugar donde nadie conoce su historia y tiene un novio madrileño que la ha ayudado a olvidar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_