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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Bendita crisis?

El número de matrimonios rotos (divorcios, separaciones y nulidades) ha crecido en España, sin prisa pero sin pausa, entre 1998 y 2006. El año pasado, sin embargo, la tendencia se ha alterado, y por primera vez en una larga temporada la cifra ha bajado (de 145.919 casos a 137.510). ¿Significa eso que por fin los españoles van entendiendo lo que significa "para toda la vida"? ¿O la tendencia ha cambiado, quizá, por los cambios de la población española, cuyo crecimiento se ha estancado? ¿No será, más bien, que la crisis económica es tan dura que incluso aplaca las tensiones que estallan en una pareja y desencadenan el mordisco como práctica cotidiana? Eso es lo que piensan algunos expertos, que la cuestión monetaria influye. Y mucho. La práctica les ha enseñado que los matrimonios se rompen sobre todo a la vuelta del verano y después de navidades. Justo después de una época de obligatoria convivencia. Ahora constatan que este año el verano no ha provocado demasiadas tempestades. ¿Falta de calor para que los matrimonios estallaran de ira y lo tiraran todo por la borda?

No, más bien falta de dinero. Ya no es tan fácil vender la vivienda que se comparte para empezar cada cual por su cuenta una nueva vida. Ahora hay que contar con el paro como una amenaza a tener en cuenta. La ayuda de una promoción, ¡ni pensarlo!: no hay quien ascienda en tiempos de vacas flacas. Así que toca aguantarse.

Habrá quienes lo celebren, como hubo quienes aplaudieron a Franco cuando anuló los divorcios que se habían producido durante la República. A falta de las órdenes fulminantes de un dictador, hoy es la crisis económica la que viene a colaborar para que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre. Seguro que hay ahora sacerdotes que andan desempolvando todas esas razones que cultivaron durante tantos años (la ley del divorcio se aprobó en España en 1981) para que los matrimonios no se rompieran. Es posible que se vean favorecidos psicólogos y psiquiatras: su ayuda será siempre más barata que la obligación de pasar una pensión, nuevos alquileres o encontrar nueva pareja. Lo que está claro es que en la vida privada de cada cual no cabe esperar la ayuda del Tesoro, ni que venga el Estado a corregir los disparates de una larga, o no tan larga, convivencia.

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