La policía investiga quién cobijó al detenido en Roquetas
El Bollo tenía numerosos víveres en el cortijo en el que se escondió
Juan José O.N., El Bollo, permaneció hasta dieciséis días en paradero desconocido antes de que la Guardia Civil le sorprendiera a primera hora de la tarde del lunes solo y confiado en seguir burlando a la Justicia en un cortijo cercado de invernaderos próximo a la capital almeriense.
Oculto a poco más de 30 kilómetros del lugar en el que, durante la noche del pasado 6 de septiembre, asestó presuntamente una puñalada mortal al senegalés Ousmane Kote, este hombre de 26 años y vinculado con los clanes locales de la droga precisó durante este tiempo de al menos un colaborador que le cobijara.
Los agentes han encontrado pruebas claves para aclarar el crimen
La identificación y localización de esta persona que apoyó a El Bollo en su huida es la última cuestión que resta por resolver a los agentes encargados de investigar la muerte de Kote, que ha quedado plenamente esclarecida con su arresto, según el subdelegado del Gobierno, Miguel Corpas.
Por ello, mientras ayer se trataba de tomar testimonio al presunto homicida, que se mostraba reticente a declarar y que previsiblemente pasará hoy a disposición del Juzgado número 1 de Roquetas de Mar, la Guardia Civil se encontraba a la espera de obtener una orden judicial para practicar un registro domiciliario.
Éste podría desembocar en el arresto de la persona que no sólo ocultó al supuesto autor de la muerte del inmigrante de 28 años, sino que le proporcionó todo lo imprescindible para pasar una buena temporada de cautiverio, a tenor de la gran cantidad de víveres que los investigadores encontraron en el cortijo en el se escondía.
Durante el registro efectuado tras la detención, en la que se pudo apreciar a un Juan José O.N. desconcertado y sorprendido por haber sido localizado, los agentes encontraron efectos determinantes para el esclarecimiento del crimen.
A este nuevo material se suman las declaraciones prestadas por los cuatro menores que fueron detenidos por su participación en la reyerta en la que se produjo el asesinato, que apuntan sin dudas al último apresado como autor de la muerte de Ousmane Kote, quien se topó con la pelea multitudinaria en la que trató de poner paz cuando había salido a telefonear a su familia en Senegal. La muerte Kote, el mayor de cinco hermanos que, con su trabajo en el campo, garantizaba el sustento a sus familiares, derivó en dos jornadas de disturbios en Las 200 Viviendas que dejaron siete heridos y diez subsaharianos detenidos.
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