La vida de cine de Elías Querejeta

Ante un público de casa que llenaba hasta la bandera el pequeño aforo del salón de actos de la Kutxa en San Sebastián, el productor cinematográfico Elías Querejeta (Hernani, 1930) se destapó ayer entonando con voz firme un zortxiko alusivo al mar, de los que le cantaba su ama cuando era pequeño, que arrancó un impresionante aplauso, bravos incluidos, al respetable. Este guiño a su infancia donostiarra fue el emotivo y sutil agradecimiento del veterano cineasta al recibir ayer el premio Una Vida de Cine, instaurado por la Kutxa, en el marco del Festival Internacional de San Sebastián, para reconocer la trayectoria de los destacados guipuzcoanos ligados al mundo cinematográfico.

Feliz y distendido, Querejeta escuchó las palabras de Karmele Aguirrezabala, relaciones públicas de la Kutxa, quien destacó su doble vocación como futbolista de la Real y productor de cine. Y se felicitó de que el mundo cinematográfico, que ha quedado enriquecido con sus aportaciones, triunfase sobre el futbolístico, pese a haber llegado a protagonizar la hazaña de "meter un gol al Real Madrid" como jugador. Anécdota que corroboró el propio homenajeado con enorme satisfacción.

Una escultura del donostiarra Mikel Cristti, titulada Bilbe II (Nudo II), el premio que Querejeta recogió de manos de Aguirrezabala, -"simboliza el cariño de Guipúzcoa", dijo- después de haber presenciado un aurresku con música de violín bailado en su honor. El director del Zinemaldia, Mikel Olaciregui, apuntó que Querejeta tiene aún que "ganar muchas Conchas de Oro". Tras el acto, se proyectó el flim Siete mesas de Billar francés, producida por Elías y dirigida por su hija Gracia.