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Congreso del laborismo británico

Ambiciosos en la sombra

Miliband y Johnson se perfilan como los candidatos favoritos para intentar frenar el avance de los 'tories'

Hasta hace unos meses existía la convicción de que Gordon Brown lideraría a los laboristas en las próximas elecciones generales y que éstas serían en 2010. Ahora, la opinión dominante es que a lo máximo que puede aspirar el laborismo es a recortar las distancias de tal manera que los tories no logren la mayoría absoluta, lo que dejaría la llave de formación de Gobierno en los liberales-demócratas. Pero es difícil imaginar a los liberales aupando al viejo Brown al Gobierno, lo que convierte la elección de un nuevo líder laborista en el primer paso para optar a gobernar en coalición con los liberales-demócratas.

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La duda es más grande que Brown

La tesis es que si los laboristas cambian a Brown a principios de 2009 y el nuevo líder coge el partido a 20 o 25 puntos de distancia de los tories, pero pierde las elecciones sólo por cinco o seis puntos —lo que probablemente dejaría a los conservadores sin mayoría absoluta— el derrotado habría sido el conservador David Cameron por haber dilapidado su ventaja.

La tradición dice que los nuevos líderes surgen de la nada, pero en este momento el gran favorito de los medios de comunicación para descabalgar a Gordon Brown es su ministro de Exteriores, David Miliband. Pero Miliband se está quemando antes de tiempo: no quiere parecer el traidor porque el que desenvaina la espada nunca se convierte en el sucesor, y se está creando una imagen de conspirador y cobarde al mismo tiempo que recuerda al peor Brown. También tiene en contra su apariencia de niño bonito —que le asemeja en exceso a Cameron—, sus pocos apoyos en el partido y su cercanía a Tony Blair.

Muchos analistas creen que Alan Johnson puede acabar siendo el tapado que supere a Miliband. Fue leal al anterior primer ministro y no ha levantado ni un dedo contra Brown. Aunque perdió hace un año la carrera para ser vicelíder del partido, tiene muchos apoyos en las bases por sus orígenes humildes —forjó su carrera como sindicalista cuando trabajaba de cartero— y la ventaja de que habla como una persona normal y conecta muy bien con el británico medio.

Joven, articulado, telegénico y ambicioso, algunos presentan a James Purnell como un nuevo Blair en potencia. Pero su carrera ha estado rodeada de pequeños escándalos y no se sabe si tiene buena prensa por su potencial o tiene potencial por su buena prensa. Mientras tanto, Harriet Harman ganó el año pasado contra pronóstico la carrera por el viceliderazgo y sueña con ser la primera mujer que dirija el Partido Laborista, pero sus orígenes nobles juegan en su contra.

El veterano Jack Straw, del que dicen que "tiene los mejores bajos instintos del Gabinete con mucha diferencia", está siempre disponible en la sombra pero sólo tiene posibilidades si los laboristas tuvieran que buscar con urgencia a un líder sin realizar primarias, como hicieron con Brown. Pero eso es hoy por hoy imposible.

Miliband, a su llegada al Consejo de Ministros del martes.
Miliband, a su llegada al Consejo de Ministros del martes.REUTERS

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