Desalojados los 115 niños de una escuela restaurante
Una fuga de gas obliga a suspender las clases del CEIP Campderrós, en Vallirana
Los padres y madres de los alumnos del CEIP Campderrós, en Vallirana (Baix Llobregat), no ganan para sustos. Tras iniciar el curso con los tres grupos de parvulario instalados en un salón de banquetes a causa del retraso de las obras del edificio escolar, los 115 alumnos de tres a seis años tuvieron que ser desalojados ayer dos horas y media por un escape de gas. Una excavadora que trabajaba en la construcción de la escuela agujereó una cañería del gas que pasa a cinco metros de la puerta del salón de banquetes.
Los bomberos recibieron un aviso del centro a 11.15 horas y acudieron a cerrar la fuga. La Policía Local de Vallirana desalojó a los 115 niños de la escuela por protección. Mientras los párvulos correteaban por un parque cercano a la zona, la compañía del gas cerró la llave del suministro y los bomberos inspeccionaron las obras para comprobar que no hubiera bolsas con gas acumulado. Pese a que el peligro finalizó, la dirección del centro decidió llamar a los padres para que los niños, que normalmente comen en la escuela, almorzaran en casa. "Han avisado a algunos padres y hemos iniciado una cadena de llamadas para localizar a todo el mundo", explicó Anna Antón, una de las madres del centro.
La fuga se solucionó a mediodía, aunque los operarios cortaron la calle toda la tarde para sustituir la cañería maltrecha. Las clases se reanudaron a las tres sin casi alumnos: sólo tres niños acudieron al centro.
"La escuela nos ha dicho media hora antes de las tres que los niños podían volver a las clases, por lo que ya no daba tiempo de traer a nuestros hijos", explicó una madre. El protocolo seguido en el desalojo del centro, según el Departamento de Educación, siguió las pautas establecidas: "Hemos actuado según el plan de evacuación vigente", señaló Olga Adroher, delegada del departamento en el Baix Llobregat, quien destacó la actitud de los niños: "Para ellos ha sido una aventura".
Para los padres, sin embargo, significó un nuevo problema, añadido a que sus hijos reciban clases en un salón de banquetes. "Sólo nos faltaba eso", lamentaba uno de ellos, asustado por el "fuerte olor a gas" que se notaba en la calle de la escuela. Pese al hartazgo de algunos padres, los niños volverán mañana al centro, ya que la fuga está totalmente reparada. La escuela ocupará el restaurante hasta mediados de octubre, cuando finalicen las obras del edificio del CEIP Campderrós.
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