El Lliure mezcla política y rock en una obra sobre la caída de los mitos

¿La Primavera de Praga, la Revolución de terciopelo y Pink Floyd en la misma obra? Así es: política y rock se mezclan en Rock'n'roll, de Tom Stoppard, pieza que el jueves sube al escenario del Teatre Lliure en un montaje de su director, Àlex Rigola, que supone el estreno de esta obra del dramaturgo estadounidense de origen checo en España. Centrada en la dramática experiencia política checa entre la irrupción de los tanques del Pacto de Varsovia en las calles en 1968 y la Revolución de Terciopelo y el ascenso de Vaclav Havel a la jefatura de Estado en 1989, pero con la inclusión en el argumento de Syd Barret, el líder de Pink Floyd, más otras adherencias del mundo del rock -el represaliado grupo checo underground Plastic People of the Universe, el concierto de los Stones en Praga en 1990, la Velvet- Rock'n'roll, explica Rigola, construye un emotivo discurso sobre la caída de los mitos.

Los personajes, entre ellos un joven checo que encarna en parte el debate entre Kundera y Havel sobre la forma de actuar bajo la dictadura (Joan Carreras), un profesor marxista de Cambridge (Lluís Marco), su esposa especialista en Safo (Rosa Renom), la hija de ambos (Chantal Aimée) fan de Syd (un Syd colgado de ácido y estrafalario), recorren 22 años en las dos horas y media de espectáculo en las que se trata sobre la posición del intelectual y el artista ante la sociedad, el peligro de agarrarse en la vida a un solo punto de referencia que puede derrumbarse, y la implacable mutabilidad del tiempo. Con una escenografía que mezcla el blanco y negro de las fotos de la Praga del 68 con los jardines de Cambridge, el montaje, dice su director, posee una textura cinematográfica, con saltos en el tiempo y de lugar, y puede disfrutarse a varios niveles, independientemente de que se conozcan los vericuetos políticos del argumento. "Es una obra excelentemente bien escrita y con carne teatral debajo", subraya.