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Reportaje:56º Festival de Cine de San Sebastián

Un día de cine

La disculpa, la cartelera. Es el motivo elegido para disfrutar de una intensa jornada en la capital guipuzcoana

San Sebastián tiene en su Festival de Cine uno de los nítidos propulsores de su proyección internacional. Quizá suponga, de hecho, su máxima expresión, cocineros aparte. De ahí que nadie baje la persiana desde el 18 al 27 de septiembre para que el visitante ocasional elija. Así se puede disfrutar de una jornada.

- 10.00 Llegada. En autobús, con destino en la estación de Amara. Con procedencia desde cualquier punto geográfico desde los territorios alavés, vizcaíno y navarro. Y desde el interior, mucho más fácil. Para que nada falte, funciona una línea entre el aeropuerto de Loiu y San Sebastián, ida y vuelta. En coche particular, aparcamientos subterráneos en La Concha, y en el área del festival, los del Kursaal y Oquendo, principalmente.

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Tras las huellas del viejo esplendor

- 11.00 Un café. Una vez sobre el asfalto conviene tomar contacto con el ambiente del festival aproximándose al Teatro Victoria Eugenia, otro de los ejes de la apuesta donostiarra por la Capital Cultural Europea 2016. El Café Oquendo, situado en el número 8 de esta calle y frente al hotel Maria Cristina, ofrece una mesa para tomarse un café bajo la mirada de cualquier estrella que se precie.

- 12.00 Paseo alternativo. Además de callejear antes de entrar en cualquier bar para reponer fuerzas, San Sebastián ofrece la posibilidad de un paseo en bicicletas. Los interesados pueden dirigirse en las zonas próximas al ambiente cinematrográfico hasta Bici Rent (Avenida de la Zurriola, 22) o Alokamoto (Paseo de Salamanca, 13).

- 13.00 El aperitivo. Ya es la hora de encontrarse con la cultura gastronómica de la ciudad, representada por los templos del pintxo. Una primera aproximación matinal supondría acudir ante las barras de Mil Catas (Zabaleta, 55), A Fuego Negro (31 de Agosto, 31) y el tradicional Aloña Berri (Birmingham, 31). Lógicamente, también es la ocasión de pasar por Antonio (Bergara, 3), que inmortalizó sus antxoas.

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- 14.00 ¿Dónde comer? Constituye uno de los dilemas más importantes, porque elegir es descartar. Siempre está ahí la tentación del firmamento Michelín. Es la ocasión, durante el Festival, de poder sentarte muy cerca de algunas figuras presentes en la ciudad. Ahí esperan Arzak, Akelarre y Martín Berasategui, con sus tres estrellas. Claro está, queda la opción válida de seguir de pintxos, o de sentarte en restaurantes como el Narru (Miguel Imaz, 10) o el Juanito Kojua (Puerto, 14).

- 17.00 Descanso. La mirada al mar relaja. San Sebastián ofrece esta oportunidad. Tras el almuerzo, tiempo de descanso en una terraza como la que disponen Branka (Paseo Eduardo Chillida, s/n), Bokado Aquarium (Plaza Jacques Cousteau) o La Perla (Paseo de la Concha).

- 20.00 A la Parte Vieja. Es el refugio antes de abordar la noche festiva. Tiempo de visita a Casa Vergara (Mayor, 21), Ganbara (San Jerónimo, 21) o Iturrioz (San Martín, 30).

- 22.00 Despedida. Unas copas bien preparadas en el Museo del Whisky (Alameda del Boulevard, 5) o en Dickens, unos metros más allá en dirección a La Concha, ambientarán la posterior entrada en los tradicionales Kabutzia (Igentea, 9) o Bataplán (Paseo de la Concha, s/n).

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