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65ª Mostra de Venecia

Inexcusable León de Oro a la escalofriante 'The wrestler'

El jurado cumple las expectativas y premia a la película de Darren Aronofsky

Carlos Boyero

Hay que reconocerle valor o una insensata adicción al exhibicionismo al melifluo Marco Müller, director de esta Mostra que cualquier espectador con dos dedos de frente recordará como una pesadilla, al ejercer de maestro de ceremonias en la entrega de premios, ya que corría el peligro de que las víctimas del infinito tedio con el que nos ha castigado olvidáramos los buenos modales al verle. Y, cómo no, durante la hora de agradecimientos que dura la clausura escuchamos muchas veces esas imposturas verborreicas y cursis exaltando el amor al cine, la necesidad de que haya arte en él. Aquí ese supuesto arte lo hemos palpado con cuentagotas, aunque todos los concursantes estén convencidos de que sus criaturas chorrean trascendencia.

Aquí el supuesto arte lo hemos palpado a cuentagotas

Al final de este festival de aburrimiento han tenido la suerte de que se colara una gran película, algo que servirá a los organizadores para intentar maquillar lo injustificable y seguir tirándose el rollo del comprometido cine de autor en las próximas y temibles ediciones.

Hubiera sido demasiado escandaloso que no concedieran el León de Oro a uno de los pocos oasis en este desierto. Se titula The wrestler y está destinada a perdurar como uno de los más emocionantes, violentos, sórdidos, tiernos y comprensivos acercamientos que ha hecho el cine a esos personajes sin estrella y vapuleados por la vida llamados perdedores. La dirige con estilo sobrio y capacidad de conmoción Darren Aronofsky y la interpreta Mickey Rourke con tanto dolor como autenticidad. Los que admiraban el esotérico cine anterior de Aronofsky deben de haberse llevado un susto de muerte ya que en esta ocasión se entiende todo lo que pretende contar, rezuma sentimiento y complejidad, puede tocarle el corazón a una gama muy variada de espectadores. Ha declarado Aronofsky que tiene derecho a reinventarse. Una lástima que haya tardado tanto tiempo en hacerlo, que poseyendo tanto talento y sensibilidad para narrar con clasicismo, se lo haya montado durante años de moderno delirante. Su caso me recuerda al de otros colegas como David Cronenberg y David Lynch, gurúes que a veces se reinventan exponiéndose al desdén de su antigua y selectiva parroquia, que hacen películas tan hermosas como Promesas del Este, El hombre elefante y Una historia verdadera.

En el resto del palmarés se han olvidado del excelente guión de Guillermo Arriaga y de las admirables interpretaciones de Charlize Theron y de Kim Basinger en The burning plain o de la sabiduría para crear tensión de la directora Kathryn Bigelow en la perturbadora The hurt locker. Normal. Con premiar a The wrestler ya estaban en paz con el gran cine y podían dedicar todos los demás premios a sus caprichos coronando exotismos y pesadeces.

Ignoro si existe una ley que obliga a no dejar desiertos todos los premios, pero hacerlo de vez en cuando sería tan lúcido como coherente. Puedo entender con un poco de esfuerzo que se premien las buenas intenciones de la película etíope Teza, relato aceptable de los peligros que amenazan a los disidentes en las dictaduras populistas. Pero no logro encontrar ni una mínima virtud en la insoportable espesura y vacuidad de la película rusa Bumaznyj soldat, que cuenta la preparación de sus astronautas en la época de la guerra fría. Si hago memoria sobre esta temática y aparece Elegidos para la gloria, me entra la vergüenza ajena. El personaje que interpreta la premiada actriz Dominique Blanc en La otra intenta suicidarse al principio sacudiéndose un martillazo en su cabeza. Sólo le sale un chichón y la vida continúa. Pero yo acabo lamentando que ese daño fuera tan liviano al tener que aguantar durante dos horas las desgracias de esa desagradable señora. Tampoco encuentro nada destacable en la quejumbrosa composición que hace el actor Silvio Orlando en El padre de Giovanna. Y me parece un disparate el León Especial que se ha concedido a la insufrible carrera del director alemán Werner Schroeter. Ya sé qué anónimo regalo le puedo enviar a un enemigo, la obra completa en DVD del cine de este plasta.

Afortunadamente ya se ha acabado este calvario de 11 días en el que el cine ha sido gravemente ofendido con una programación demencial. Adiós al insoportable calor húmedo de Venecia, a la tortura que suponen las butacas de la sala PalaLido, al incansable sadismo de los mosquitos, a tanto tiempo malgastado e irrecuperable, a tener que escribir sobre la nada absoluta. Es muy difícil de superar la ruina de esta Mostra. El festival de San Sebastián lo tiene muy fácil para que recuperemos el respeto por el cine.

El director Darren Aronofsky muestra el León de Oro ganado por su película <i>The westler, </i>acompañado de Mickey Rourke, su protagonista.
El director Darren Aronofsky muestra el León de Oro ganado por su película The westler, acompañado de Mickey Rourke, su protagonista.REUTERS
El italiano Silvio Orlando levanta emocionado su Copa Volpi.
El italiano Silvio Orlando levanta emocionado su Copa Volpi.REUTERS
El drama de perdedores 'The Wrestler', dirigido por Darren Aronofsky, obtuvo ayer el León de Oro. Silvio Orlando (mejor actor) y Dominique Blanc (mejor actriz) se convirtieron en los protagonistas de la 65ª Mostra de Venecia.Vídeo: CNN +

Palmarés de la Mostra

- León de Oro: The westler, de Darren Aronofsky.

- León de Plata a la mejor dirección: Aleksei German Jr., por

Bumaznyj soldat.

- León Especial del Jurado: para Werner Schroeter "por su innovadora obra".

- Premios Especial del Jurado y al mejor guión:z/b> para el director Haile Gerima por Teza.

- Copa Volpi al mejor actor: Silvio Orlando, por Il papà di Giovanna.

- Copa Volpi a la mejor actriz: Dominique Blanc, por L'autre.

- Premio FIPRESCI: Gabbla,

de Tariq Teguia.

- Gran premio Orizzonti: Melancholia,

de Lav Díaz.

- León de Oro al mejor cortometraje: Tierra y pan, de Carlos Armella.

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