La confianza empresarial se hunde 10 puntos más que la media española
La patronal lo achaca al ladrillo, pero el pesimismo se dispara en todos los sectores
La confianza de los empresarios valencianos en la economía se derrumba mucho más y mucho más rápido que en el conjunto de España. El batacazo del segundo semestre del año alcanza los 16,2 puntos (frente a una caída de 6,3 puntos en el conjunto del Estado).
El indicador autonómico se queda así en -21,7 puntos, la peor tasa desde que en 2003 las Cámaras de Comercio empezaron a elaborar el índice. El promedio español marca, en cambio, -12,6 puntos.
La patronal autonómica, Cierval, señaló que la diferencia "podría estar motivada por la importancia del sector de la construcción" en el territorio. La "notable" reducción de la facturación del ladrillo, "que además arrastra a otros sectores del ámbito industrial", añadió una portavoz de la confederación, explicaría el hondo pesimismo que crece entre el empresariado.
El desglose que ofrece el informe del Consejo de Cámaras de la Comunidad Valenciana confirma que el desplome de la confianza en la construcción es el más acusado (alcanza cerca de los 27 puntos negativos). Pero no es ni mucho menos el único sector. El terremoto de la crisis los sacude a todos: entre los hosteleros roza los -25 puntos; en servicios (que en abril se hallaba en la cota neutra de 0) los -22,5; en la Industria cae hasta los -20, y en del comercio supera ya ligeramente los 15 puntos negativos. Son las malísimas perspectivas de estos cuatro sectores (que en España empeoran pero de forma considerablemente más atenuada) las que marcan la diferencia con el resto del Estado. De hecho, los empresarios de la construcción son tres puntos más pesimistas que en la Comunidad Valenciana.
El Consejo de Cámaras de la Comunidad Valenciana recoge como primera causa de la desconfianza la "debilidad de la demanda" (que citan el 61,8% de los empresarios valencianos). Muy por encima del "aumento de la competencia" (28,1%), y de la "dificultad de financiación" (15,7%, algo sorprendente, ya que éste ha venido siendo el motivo favorito para explicar el envenenamiento de la crisis, si bien la caída de la demanda está relacionada con la restricción en la concesión de créditos a los consumidores). La "escasez de personal cualificado" y la "insuficiencia de capacidad instalada" de la empresa reducen su peso hasta un 5,1% y un 0,8%, respectivamente.
La falta de confianza en la marcha de los negocios tiene consecuencia directa en la previsión de empleo: el 15% de los empresarios creen que a lo largo del tercer trimestre del año prescindirán de trabajadores (cinco puntos más que la media española), mientras que sólo el 3,5 cree que aumentará su número de empleados (frente a la media estatal del 4,8%).
El comercio, los servicios, y la hostelería prevén que la moderación de precios (cuyo crecimiento consideran que se desaceleró "sensiblemente" durante el segundo trimestre) se consolidará en la recta final del año.
El hundimiento de la confianza de los empresarios valencianos (sobre el que la Consejería de Economía declinó ayer opinar a preguntas de este periódico) de forma mucha más acusada que la media española requiere un análisis a fondo. Resulta llamativo, en todo caso, el encontronazo que el empresariado ha tenido con la realidad: en abril su perspectiva era mejorar ligeramente sus resultados durante el segundo trimestre. En julio, sin embargo, manifestaron que durante ese periodo sus resultados se desplomaron 20 puntos.
Entre los muy escasos signos positivos de la economía valenciana hay que citar el índice de producción industrial. Mientras en la comunidad autónoma se redujo medio punto en julio, en España lo hizo un 4,4%. Algo parecido a lo que ya ocurrió en junio.
La portavoz socialista en el Congreso, Inmaculada Rodríguez Piñero, reclamó al Consell que asuma sus "responsabilidades" para hacer frente a la crisis y al aumento del paro.
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