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Una investigación genética busca el mejor olivo

También las plantas merecen años de investigaciones científicas que mejoren su calidad y su rendimiento: este es el caso del olivo. Una fundación ha invertido tres millones de euros en investigar el código genético de este árbol para mejorar su vigor, las propiedades de su fruto para la salud y su rentabilidad. "Y también alejarnos de la amenaza incipiente de otros productores y exportadores, como Turquía y Túnez, con una mano de obra muchísimo más barata", explica José Luis Jordano, director de la Fundación Genoma España y responsable del proyecto. Tiempo estimado del estudio: tres años.

"Intentamos entender qué genes interactúan mejor con otros, los cruzamos mil veces, probamos... hasta que se obtiene naturalmente una planta mejor y más productiva", resume el director. Si el proyecto sale bien, se podrían obtener frutos y aceite de oliva mejores para la salud, "que nos ayudarán a prevenir enfermedades cardiovasculares, cáncer y que, bien gestionados, incluso costarán menos a los bolsillos", señala Jorcano.

Aunque el hecho de cruzar genes pueda sonar a los criticados productos transgénicos, el responsable del estudio aclara que "la transgénesis consiste en introducir genes externos en la planta para que adquiera propiedades deseables". "Nosotros obtenemos plantas nuevas cruzando los genes de otras plantas. El resultado es perfectamente natural".

La fórmula del proyecto, llamado Oligen, consiste en mezclar la fortaleza de los antiguos olivos con la calidad de los nuevos: "Es muy frecuente que las plantas primitivas sean resistentes a las enfermedades pero den frutos malos (sin calidad). Las plantas más recientes dan unos frutos mejores (más vigor) pero son poco resistentes a los patógenos", explica Jordano. "Lo ideal es combinar lo antiguo con lo nuevo, cruzar las plantas hasta obtener mejores productos empresariales que beneficien a trabajadores y consumidores".

La clave es encontrar qué genes confieren los caracteres de interés industrial: la calidad (color, sabor, olor, acidez) y el vigor (envergadura de la propia planta). Y después cruzarlos con otros genes para un resultado mejor. Se trata de uno de los proyectos pioneros, junto con el de Italia. Los científicos italianos están desarrollando un proceso para reconocer y catalogar el ADN completo del olivo, los casi 25.000 genes. "Es una investigación inmensa", juzga Jorcano. "Nosotros sólo estamos localizando aquellos que nos pueden ser útiles para el futuro", añade.

El proyecto Oligen creará también un mapa genético y establecerá una colección nuclear en el Banco Mundial de Germoplasma de Olivo (WOBG), que podrá ser consultada en sucesivos estudios. Y como consecuencia accidental de la investigación, podrían aparecer diferentes tipos de aceite: "uno específico para ensaladas, otro para dietas, para freír carne, pescado...", concluye Jorcano.

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