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La carrera hacia la Casa Blanca | Convención Demócrata

El complemento perfecto

Joe Biden acepta entre ovaciones su candidatura a vicepresidente de EE UU

Mónica Ceberio Belaza

El senador Joe Biden, candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata, ha hecho su definitiva presentación en sociedad esta semana en Denver. Las 20.000 personas que poblaban el miércoles por la noche el Pepsi Center rieron y se emocionaron con él y muchos lloraron al escuchar los episodios más trágicos de su biografía: el accidente de coche que hirió a sus dos hijos y mató a su esposa y a su hija cuando él tenía sólo 29 años y acababa de ser elegido senador por Delaware.

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Los delegados parecían estar más que satisfechos con la decisión de Barack Obama de colocarle en ese puesto: Biden suple a la perfección las carencias del joven senador por Illinois.

El veterano Biden tiene 65 años y mucha experiencia. Es irlandés y católico. Y uno de los mayores expertos del partido en política internacional es presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Juntos parecen un equipo imbatible, perfectamente preparado para hacer frente a cualquier desafío o contrariedad, decía una delegada de Kansas después del discurso del candidato a la vicepresidencia, en medio de la noche de gloria y éxtasis de los demócratas.

El discurso de Biden tuvo tres líneas argumentales. La primera, acercarse a los votantes, y acercar también a su compañero de viaje, Barack Obama. Aunque de orígenes muy distintos el de Obama ciertamente más exótico para el estadounidense medio ambos comparten unos orígenes humildes y unas brillantes carreras. Son dos hombres que se han hecho a sí mismos, y ése va a ser uno de los ejes centrales de la campaña: convencer a los votantes de que el sueño americano existe, que ellos lo encarnan, y que está en peligro por culpa de las políticas de George Bush.

Biden acudió a sus recuerdos más íntimos y personales en esta segunda presentación en sociedad y dedicó parte del discurso a su madre de 90 años, presente en la sala. El candidato debe conseguir insuflar confianza a los votantes más conservadores, a los que dudan del joven Obama como comandante en jefe, y también a los trabajadores que no acaban de ver claro a un afroamericano al frente de Estados Unidos.

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El segundo paso del discurso fue detallar las fallidas decisiones de los republicanos, que han llevado a Estados Unidos a la catástrofe. Y el tercero, explicar por qué John McCain no puede salvar el país. Éste es otro de los puntos en los que Biden se complementa bien con Obama. Él puede ir más allá en las críticas. A pesar de que sus palabras son respetuosas, es más incisivo; responde de forma más contundente a las fuertes agresiones que están recibiendo los demócratas en las últimas semanas.

Biden habló mucho del candidato rival. Dijo que era su amigo y que iba en serio cuando decía eso. Pero, acto seguido, y después de reconocer su valía como hombre de guerra, señaló que estos tiempos requieren más que un buen soldado. Exigen un líder sabio, añadió. Y el senador intentó demostrar por qué. Habló de Afganistán, de la guerra de Irak, del sistema de salud, de la energía, de los impuestos, y observó que sobre todos estos temas, el tiempo había dado la razón a Obama mientras que McCain se había equivocado diciendo, por ejemplo, que hace un año que todo estaba resuelto en Afganistán.

Y, sobre todo, se centró en la idea más repetida esta semana sobre McCain: que es igual que el actual presidente Bush, que no es un líder que pueda llevar adelante el profundo cambio que el país necesita. Éstos son los tiempos en los que los americanos, juntos, nos levantamos, dijo. Éstos son tiempos extraordinarios. Ésta es una elección extraordinaria. El pueblo americano está preparado. Barack Obama está preparado. Éste es su tiempo. Éste es nuestro tiempo. Es el tiempo de América.

El entusiasmo inundó el Pepsi Center cuando los asistentes escucharon estas palabras, minutos antes de que Obama se reuniera por sorpresa con Biden sobre el escenario. Los demócratas creen en su pareja ganadora.

Barack Obama (izquierda), y su candidato a vicepresidente, Joe Biden, saludan el miércoles a los delegados demócratas reunidos en Denver. / ap

AP

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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