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Reportaje:ATERRIZAJE DE EMERGENCIA | Catástrofe aérea en Madrid

"La gente lloraba y se daba las manos"

Un avión de Ryanair, que volaba de Bristol a Girona, sufre una avería y cae 8.000 metros en cinco minutos

Faltaba poco más de media hora para llegar a destino, a Girona, cuando, de golpe, cayeron sobre los pasajeros las mascarillas de oxígeno. "Al principio no te lo crees. Hubo gente que hasta se reía pero pronto vimos que iba en serio", relata Olga Bayé, una de las jóvenes que el lunes vivió un aterrizaje de emergencia cuando sobrevolaba Limoges por despresurización. Era el vuelo FR9336 de la compañía Ryanair, que en la noche del lunes enlazaba Bristol con Girona. Olga forma parte de un grupo de 12 alumnos de entre 14 y 18 años de Santa Coloma de Farners que regresaban de una estancia de tres semanas en Bristol para estudiar inglés con una beca y que se dieron un susto tremendo. Ayer, llegaron todos a Girona.

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"La gente lloraba y se cogía de las manos, pasamos mucho miedo. Y luego vino el dolor de oído muy fuerte como si los tímpanos fueran a explotar", recuerda Olga. El avión, que había partido de Bristol a las 22.00 y tenía prevista su llegada a Girona las 23.40, descendió 8.000 metros (de 10.000 a 2.000) en cinco minutos. El piloto se vio obligado a aterrizar en Limoges. El aterrizaje fue "brusco". Todo el pasaje fue sometido a una revisión médica. La mayoría fue atendida por dolor de oídos y por crisis de ansiedad.

Olga y otros siete compañeros decidieron regresar lo más pronto posible a casa y no dudaron en subirse al avión que Ryanair fletó desde Stansted, en Londres, para volar a Girona. Llegaron a las 4.15. "Estaban reventados después de una experiencia tan fuerte", explicó una portavoz de la fundación Joan Riera de Santa Coloma de Farners que concede las becas.

Muchos de los 176 pasajeros, en su mayoría británicos, también tomaron ese avión. En Limoges se quedaron unas 40 personas, 16 hospitalizadas por el dolor de oídos por la despresurización, entre ellos cinco de los niños catalanes. Todos han recibido el alta médica. El resto se encontraba bien pero prefirió regresar en el autocar que Ryanair fletó en Limoges y que salió al mediodía. Demasiado cercana la tragedia del miércoles pasado en Madrid.

El vehículo llegó al aeropuerto de Girona, el punto de encuentro, a las 20.00. Los padres, nerviosos, estaban con los rostros desencajados. Caterina Colom, una de las madres, dijo haber pasado la noche "más larga de su vida. Mi hijo me contó que pasó pánico y que pensaron que iban a morir". "Notaron que el avión caía y vivieron momentos de pánico", agregó Esther, otra familiar. "Los niños están muy cansados. Aún notan los pitidos en los oídos", dijo una de las madres. "Los niños dicen que les duelen muchísimo los oídos", señaló. Los médicos de Limoges les han recomendado visitar a un especialista para descartar problemas futuros en el sistema auditivo.

Los jóvenes habían seguido desde Bristol la tragedia de Barajas y estaban muy sensibilizados. "Todo ha quedado en un susto. Las familias han pasado horas muy angustiosas", dijo Ricard Dilmé, gerente de la Fundación Joan Riera. Ryanair informó de que el avión pasó su última revisión el 24 de julio y que el comandante trabaja para la compañía desde hace cinco años y tiene acreditadas 13.400 horas de vuelo. Por ello, anunció una investigación para aclarar lo ocurrido. No obstante, el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Limoges, Jean-Pierre Limusin, dijo ayer en France-info que el piloto se limitó a seguir el protocolo para garantizar la seguridad del pasaje tras descolgarse las máscaras de oxígeno por la despresurización. "Pero el accidente es raro. No hay explicación técnica posible", apuntó.

Los pasajeros descienden del avión de Ryanair tras aterrizar en Girona.
Los pasajeros descienden del avión de Ryanair tras aterrizar en Girona.EFE

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