El petróleo empuja los precios de la industria a su máximo en 24 años
Los artículos manufacturados se encarecen un 10% desde julio pasado
El mercado ha aflojado la presión sobre el precio del petróleo, que oscila desde hace tres semanas en torno a los 115 dólares (77 euros). Pero en julio, tras una abrupta escalada que le llevó a duplicar su valor en menos de un año, el barril de brent llegó a marcar 147,5 dólares (más de 93 euros). Un encarecimiento que se ha propagado a toda mecha a la economía española, muy dependiente de las importaciones de crudo. Si los precios del consumo alcanzaron el mes pasado su techo en 16 años, con una tasa interanual del 5,3%, el impacto en la industria es aún mayor. En julio, los precios de los bienes fabricados por el sector acumulaban una tasa interanual del 10,2%.
Para encontrar un repunte de precios como el que refleja el último índice de producción industrial, publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística, hay que retrotraerse casi un cuarto de siglo, hasta noviembre de 1984. Los datos evidencian que la industria es el sector más sensible a cualquier variación del coste energético. Y son las refinerías y coquerías la correa de transmisión de este encarecimiento generalizado en el sector. El precio del crudo refinado que sale de estas instalaciones ha aumentado un 52% en el último año.
El impacto del alza del crudo empieza a dejarse notar en todas las actividades
Las oscilaciones de precios en los productos de las refinerías, muy vinculados al coste de la materia prima, son frecuentes (la última subida similar tuvo lugar en 2000). Pero esta vez se combina con un intenso repunte en la producción y distribución de energía eléctrica y gas. El aumento de las tarifas eléctricas aprobado por el Gobierno, con un incremento medio del 9%, lleva a una tasa interanual del 14,1% en los precios de este subsector, una subida que no se producía desde 1985.
En suma, los bienes energéticos se han encarecido más de un 30% desde julio pasado, una subida sin igual en los últimos 27 años. Entre el resto de actividades, se deja notar también la escalada de otras materias primas. El encarecimiento de los minerales en los mercados internacionales repercute en la metalurgia, cuyos precios han subido casi un 13%. Y los productos de la industria alimentaria aún acumulan subidas del 10%, tras una mínima moderación desde primavera. De nuevo, no se registran tasas similares en los últimos 20 años.
La estadística que distribuyó ayer el INE deja también algunas pistas de que el petróleo se ha encarecido tanto, que su subida empieza a repercutirse en todos los productos de la industria y no sólo en los que el crudo es el principal coste. Es lo que los expertos denominan efectos de segunda ronda, un síntoma claro de que la economía está al borde de entrar en una espiral inflacionista.
Sólo las industrias que fabrican bienes de equipo, que son las más abiertas a la competencia exterior, han logrado compensar el alza del petróleo con el control de otros costes. Su tasa anual en julio repuntó ligeramente para alcanzar el 2,3%. Pero no se puede decir lo mismo de bienes de consumo y bienes intermedios.
Las industrias de bienes de consumo acumulan subidas anuales de precios superiores al 5% desde que arrancó 2008, un incremento sin parangón en 23 años. En este caso, hay que incluir también el efecto de la escalada de los alimentos. En las industrias de bienes intermedios, el incremento de precios alcanza el 7,3%, récord desde 2000. Y se ha acelerado de forma sensible en los dos últimos meses.
El impacto del precio del petróleo en los costes de la industria se suma al descenso de su producción, muy condicionada por la debilidad de la demanda internacional. Según otras estadísticas del INE, la producción del sector cayó un 9% en junio.
La industria no experimenta un retroceso similar desde la recesión de 1993, lo que cuestiona de forma directa el intento del Gobierno de convertir al sector en el relevo de la construcción. Sólo el reciente desfondamiento del precio del crudo le puede dar un respiro.
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