"Perdí 15 kilos combatiendo a Chávez"
Al Rey Juan Carlos le bastaron cinco palabras ("¿Por qué no te callas?") para mandar guardar silencio al presidente Chávez. Al líder estudiantil venezolano Yon Goicoechea le costó algo más. Tiene apenas 23 años, pero ya sabe lo que es leer sus palabras del día anterior en los titulares de la prensa. Vivió lo que supone ser vitoreado por miles de personas, despertando pasiones que muchos candidatos presidenciales en Venezuela ya desearían lograr. También conoció el otro filo de la disidencia política en su país, las amenazas de muerte, las agresiones y el abismo que se siente al pelear contra un gigante como Hugo Chávez Frías.
"Nunca pensé que ganaríamos", reconoce Goicoechea al recordar cómo el movimiento estudiantil desempeñó un papel esencial en 2007 para tumbar una reforma constitucional que hubiera permitido al mandatario perpetuarse en el poder. Todo empezó con el cierre de Radio Caracas Televisión en mayo del pasado año. Los estudiantes tiraron de su rabia y sus contactos entre ellos para tomar las calles en tiempo récord, ayudados por Facebook -una de las pincipales redes sociales de Internet- y las nuevas tecnologías. Le gustó que los estudiantes se apropiaran del por qué no te callas como lema: "El Rey le dijo a Chávez lo que me hubiera gustado decirle".
Lamenta que su país discuta sobre el Che mientras el mundo avanza
El Rey mandó callar a Chávez. Y el presidente venezolano perdió un referéndum para ganar más poder
Mientras pasea por Bilbao, este joven de origen vasco, estudiante de Derecho (le queda una asignatura) y encaminado a la política -"espero no corromperme en el camino"- no oculta sus ambiciones. Cuenta cómo la fama le pilló de sorpresa, aunque soñaba con ella cuando decía a sus compañeros de clase que tenía madera de presidente. "Perdí quince kilos por el estrés de la campaña, me dio hipertensión, tuve que cambiar de casa y de móvil varias veces, me golpearon en una manifestación, me humillaron, me pusieron un explosivo durante una conferencia". La amenaza que más le afectó fue más sutil: "Un amigo de la familia, alto cargo en las fuerzas armadas, le dijo a mi madre que había un plan para atentar contra mí".
No le preocupa tanto lo que está pasando en Venezuela, como lo que está dejando de pasar. "En el fondo, con Chávez tenemos más de lo mismo. No hay nada menos revolucionario que un caudillo latinoamericano". Asegura que su país no está reduciendo significativamente la pobreza. Que el cambio llegará cuando los ciudadanos tengan derechos y los ejerzan, sin depender de la buena fe del líder de turno. "El mundo habla de energías renovables mientras nosotros aún estamos con las gestas heroicas del Che Guevara, ¡Por Dios! En China están construyendo la mayor obra de ingeniería, la presa de las Tres Gargantas; Panamá, con 5.000 millones de dólares (3.200 millones de euros), va a ampliar el Canal. Nosotros, con todo el dinero del petróleo, no tenemos nada parecido". Le desconcierta ver como en Europa hay gente que aplaude lo que pasa en Venezuela, pero no aplicaría ni de vaina esas políticas en su continente.
Los medios antichavistas encontraron en él un icono para la campaña. Los afines al Gobierno afirman que es un niño rico "pagado por el Imperio". Se lo pensó dos veces antes de aceptar el premio Milton Friedman, dotado con 500.000 dólares (320.000 euros) entregado por el Cato Institute, un think thank conservador estadounidense. "Les dejé claro que no era neoliberal y aún así quisieron premiarme. Yo no tengo que demostrarle a Chávez que no estoy alineado". Con el dinero piensa iniciar una fundación para formar a jóvenes líderes. Procura mantenerse a distancia de la oposición venezolana, sobre todo de la vieja guardia. Para triunfar en política, afirma, todo reside en la distancia de la candela. Si estás muy lejos, quedas fuera. Si estás muy dentro, te quemas.
Reconoce a Chávez el éxito de la alfabetización y el mérito de haber logrado que los pobres se sientan ciudadanos. Pero se muestra convencido de que su imagen está desgastada tras nueve años en el poder. "Está atrapado en su propio juego. Se dio cuenta de que estaba perdiendo apoyo al hablar sólo para sus radicales y está intentando recuperar su discurso inicial, pero lo tiene difícil. Un día habla de unidad y al siguiente de acabar con la oligarquía". ¿Qué ocurrirá si intenta cambiar otra vez la Constitución para optar a la reelección? "Chávez tiene fecha de salida, 2013, ni un día menos, ni un día más. Para pasar de ahí, a muchos tendrá que matarnos".
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