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Reportaje:Economía global

El 'legado' de Musharraf

La crisis empaña los logros del ex presidente de Pakistán tras nueve años en el poder

La renuncia de Pervez Musharraf a la presidencia de Pakistán pone fin a nueve años de inestabilidad política y de un Gobierno unipersonal que siempre generó anticuerpos en Occidente. Es también un periodo en que el país ha tenido uno de sus mayores desarrollos económicos recientes, contando -paradójicamente- con la aprobación de todas las instituciones financieras internacionales. Ha sido casi una década en la que el PIB del país ha crecido en más de un 40% y se ha multiplicado la inversión extranjera, convirtiéndose en la segunda economía del sureste asiático.

Durante los últimos cinco años, el país experimentó un crecimiento medio del 7%, dejando el PIB del año pasado en 166.000 millones de dólares. En este mismo periodo la inflación se ha mantenido en un 6,5% de media cerrando el pasado curso en un 8%. No obstante, el gran logro de la Administración de Musharraf ha sido el control de las finanzas públicas. Fruto de un fuerte plan de recorte de gasto acordado con el FMI, se ha reducido la deuda hasta el 54,6% del PIB, desde el 74% que representaba en 2001. En julio de 2007, el déficit cerró en un 4,3% del PIB.

El crecimiento del PIB se reducirá este año al 4,7%, frente al 5,8% de 2007

En su último informe de diciembre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobaba la gestión económica de Musharraf y "su importante desarrollo desde el año 2001". Ello, gracias a la puesta en marcha de reformas estructurales que permitieron reducir los indicadores de pobreza, el histórico déficit público y generaron un mejor clima para los negocios. El organismo internacional animaba en diciembre a que sus autoridades siguieran con su plan de privatizaciones en sectores como la energía y la banca, además de destacar la resistencia de Pakistán ante la crisis económica internacional a pesar de su constante inestabilidad política.

No obstante, desde comienzos de este año, todo se complicó. Una combinación de inestabilidad política -elecciones envueltas en acusaciones de fraude y mociones de censura contra Musharraf- y crisis internacional ha empañado la gestión económica y ha dejado al descubierto muchas de las debilidades endémicas de la economía paquistaní. Una de ellas ha sido el empleo informal, que mueve 83.000 millones de dólares, equivalentes a la mitad del PIB total del país. El coste para el Estado es de al menos 8.000 millones en impuestos que no ingresan anualmente a las arcas estatales.

La inflación también se ha disparado hasta sus cifras más altas en 30 años. En julio, los precios crecieron un 24,3% si se comparan con el mismo mes del año pasado y no se espera que en agosto se produzcan bajas. Los principales afectados son los precios de los combustibles -que han crecido un 15%- y de los alimentos, el principal factor de la canasta de compras para los paquistaníes. Todo este panorama ha llevado a que los pronósticos más optimistas sitúen el PIB en un alza del 4,7% para este curso, un punto por debajo del dato del año pasado (5,8%) y el más bajo desde 2003.

La rupia también está en mínimos frente al dólar, el déficit por cuenta corriente no para de crecer y hasta las cuentas se han resentido. Se ha pasado desde un 4% de déficit fiscal hasta un 7% del PIB, el nivel más elevado en una década. Para completar este cuadro, hace unas semanas se ha conocido que la inversión extranjera cayó un 38% durante el año fiscal 2007-2008. -

El empleo informal mueve 83.000 millones de dólares en Pakistán, la mitad de su PIB.
El empleo informal mueve 83.000 millones de dólares en Pakistán, la mitad de su PIB.BLOOMBERG

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