La fiesta de Gràcia se extiende hasta las siete de la mañana
Detenidos dos jóvenes por lanzar botellas a la policía
No hay horario que valga en Gràcia. Lo dejó claro la parranda del pasado sábado, que debía concluir a las tres y media de la mañana y se tomó prestadas varias horas más, para desesperación de los vecinos. Los gracienses más madrugadores coincidían con los últimos fiesteros. Grupos de jóvenes se quedaron, a ritmo de tambores, hasta pasadas las siete de la mañana sorteando a la policía, que había desalojado al núcleo principal de verbeneros.
Joan Blanques de abajo se hizo con el segundo premio. El tercero fue para Verdi
Gràcia acogió la noche del sábado a más gente, más cerveza y más lateros. Éstos se concentraron en las calles que conformaban el perímetro de la fiesta, especialmente en la plaza de Joanic y alrededor del metro de Fontana. Su presencia fue más notoria y menos perseguida que en los días anteriores.
La extensión de la fiesta propició un conato de enfrentamiento entre policías y algunos juerguistas, que amagó con convertirse en una primera batalla campal tras un tiempo de precaria tregua en Gràcia. Al final todo quedó en una manta de empujones y un lanzamiento no masivo de botellas contra los agentes. Los Mossos arrestaron a un italiano de 23 años y a otro joven que iba indocumentado, cuya nacionalidad la policía ayer no conocía. Ayer seguían en las dependencias policiales, acusados de desorden público y agresión a los agentes.
El barullo se armó alrededor de las seis de la mañana en la calle de Ros de Olano, punto culminante de la operación con que Mossos y Guardia Urbana tratan de despejar el barrio. Los agentes arrancan de Rius i Taulet y serpentean el trazo irregular de las calles gracienses hasta concluir en la plaza del Sol. Es más conflictivo el tramo final porque en sus aledaños se van acumulando los juerguistas más renuentes a abandonar. En las noches anteriores, Ros de Olano ya se había erigido como bastión de los últimos noctámbulos. Ayer la cosa se desmadró cuando empezaron a llover latas y botellas de cerveza sobre los agentes. Una de ellas aterrizó sobre un guardia urbano. Sufrió poco más que una contusión leve, pero bastó para que, en un momento de desconcierto, los Mossos cargaran para disuadir a los revoltosos, que se disgregaron.
"Estos percances son una lástima pero seguiremos adelante", defendió ayer Ricard Estruch, presidente de la Federación de la Fiesta Mayor de Gràcia en la entrega de premios de la fiesta. Los vecinos olvidaron los hechos cuando llegó el momento de premiar la calle mejor decorada: fue la parte baja de Joan Blanques, que se desquitó del tramo superior de Joan Blanques y superó a Verdi, que se conformaron con los premios segundo y tercero. Ambos espacios de la misma calle guardan una cerrada rivalidad que casi siempre se había decantado en favor del tramo alto, una de las tradicionales vencedoras.
"Ya nos tocaba", celebró Montse Castells, tesorera de la asociación de la calle vencedora. Ésta puede haber enseñado el camino para ampliar el escaso número de vías concursantes: este año son 15, seis menos que en 2006 debido a los elevados gastos, la falta de recursos y el cansancio de la población a medida que envejece. Joan Blanques ha vencido con cartones, bolsas de plástico y otros residuos hallados por la calle. "Todo es reciclado y muy barato", explicó Castells.
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