_
_
_
_
_
Reportaje:breakingviews.com | Laboratorio de ideas

A la tercera va la vencida

British Airways, American e Iberia intentan esquivar las leyes antimonopolio

La inmunidad de las aerolíneas a las leyes antimonopolio: pequeño y grande son conceptos relativos. British Airways (BA) y American Airlines (AA) pueden aseverar que a lo largo del año pasado se han vuelto suficientemente pequeñas como para no ser peligrosas. Su tercer intento de obtener la inmunidad frente a las leyes antimonopolio para un acuerdo de empresa conjunta, esta vez con la española Iberia como socio adicional, es probable que tenga éxito.

Los dos primeros, en 1997 y 2001, fueron rechazados porque una empresa coordinada de BA y AA se consideraba demasiado grande para el que entonces era el mercado pertinente: los vuelos entre el Reino Unido y Estados Unidos. Pero el tratado de cielos abiertos entre Estados Unidos y la Unión Europea, que entró en vigor en marzo, ha cambiado lo que se considera pertinente.

Vista desde la perspectiva europea, la triple BA sólo ocuparía un triste tercer lugar en el mercado del Atlántico Norte, con un 18% de la cuota de mercado. Sus dos rivales, Star Alliance y Sky Team, poseen un 27% y un 24%, respectivamente. Sky Team, que incluye a Air France y Delta, ya ha obtenido inmunidad frente a las leyes antimonopolio.

Hasta el estricto mercado de Londres parece más fácil de romper para los competidores en virtud del tratado de cielos abiertos. Delta y Continental han conseguido obtener derechos de aterrizaje en el transitado aeropuerto londinense de Heathrow, y Air France vuela ahora de Londres a Los Ángeles. En un espléndido ejemplo de mercado liberalizado que cambia para reflejar lo que los clientes desean, se ha producido un aumento del 25% en el número de vuelos semanales entre el nudo británico y Estados Unidos, de acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo.

Por si los argumentos sobre el mercado no bastan, la subida de los combustibles puede inclinar la balanza a favor de la aprobación. Técnicamente, los costes no deberían suponer una diferencia para los reguladores de ambos lados del océano, pero tal vez prefieran vigilar a unos cuantos competidores relativamente fuertes y no a un número mayor de competidores en quiebra.

Pero algunos tienen sus dudas; el principal -o al menos el más expresivo- es Richard Branson, cuya Virgen Atlantic será la principal perdedora si la competencia le aumenta en Londres. Pero su cháchara sobre el "monopolio monstruoso" no recibirá mucho apoyo de los rivales. En su mayoría están demasiado ocupados en sacar partido del tratado de cielos abiertos como para intentar retrasar el reloj regulador.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_