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La crisis económica

Zapatero se escuda en el descalabro de la UE ante el frenazo económico

El presidente afirma que hay "margen suficiente" para mantener sus apuestas sociales - Aboga por un recorte de tipos tras la ralentización en la zona euro

Alejandro Bolaños

La economía está en sus horas más bajas desde la recesión de 1993, pero el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, alabó ayer, pocas horas después de que la estadística confirmara el parón, su "capacidad de crecimiento". Y pudo hacerlo porque otras estadísticas, las de la economía europea, vinieron en su auxilio. El desplome de Alemania, Francia e Italia en el segundo trimestre le sirvió en bandeja el argumento de que "todas las economías desarrolladas pasan por dificultades" y la comparación le permitió concluir que "España resiste mejor" la tormenta, aunque sea con el crecimiento más débil en década y media.

"Estamos mejor que nuestros socios europeos", arguye el jefe del Ejecutivo
El Gobierno evita pronosticar cuándo se saldrá del "estancamiento"
No se descarta aumentar la deuda pública, ahoraen el 36% del PIB

"No vamos a regatear esfuerzos para que la recuperación llegue en el menor tiempo posible", afirmó Zapatero tras el Consejo de Ministros. Con la insólita convocatoria del máximo órgano ejecutivo a mediados de agosto, el presidente buscaba dejar claro que, ante la dureza de la crisis, no hay vacaciones que valgan. Y al dar la cara en un día que se antojaba duro por la publicación consecutiva de malos datos en inflación (máximo en 16 años) y crecimiento, ahuyentaba las críticas de la oposición, que ya había puesto la mira, con escasa base, en las ausencias del Ejecutivo.

En las palabras de Zapatero abundaron los llamamientos a la confianza en la fortaleza de la economía española. Una exhortación predecible en un discurso con el parón económico de fondo, pero a la que la mala evolución de la economía europea dio otro empaque. "Estamos mejor que nuestros socios europeos", dijo en referencia al retroceso las tres principales economías de la zona euro.

En sus respuestas a los medios de comunicación, el presidente del Gobierno obvió que el frenazo de la economía española es mucho más brusco que el de cualquier otra gran economía europea -el PIB ha pasado de crecer a tasas interanuales del 4% al 1,8% en un año-. Y, sobre todo, que el alivio porque el mal es de muchos puede ser pasajero. Si se cumplen las predicciones de los organismos internacionales, en el último tramo de este año y, sobre todo, en 2009, la situación de España será sensiblemente peor.

Con la convocatoria de un Consejo de Ministros en medio de agosto, Zapatero dio un nuevo paso en el reconocimiento de la crisis económica, que quedó refrendado también en sus palabras. "Frenazo" o "estancamiento" fueron las expresiones más habituales para adjetivar la situación. También fue cauteloso al referirse a cuándo se saldrá de la crisis. Sustituyó referencias anteriores (finales de 2009) por "cuanto antes" y "en un tiempo razonable". Y cuando se le inquirió sobre la posibilidad de que España entre en recesión, replicó que el Gobierno "trabaja con fuerza para recuperar la senda del crecimiento" y volvió a echar mano de la comparación con el resto de países europeos.

El impacto de la crisis en la UE le sirvió además para destacar su dimensión internacional. "La principal causa de esta situación está en la crisis mundial del crédito", adujo Zapatero, que apenas hizo mención a las debilidades propias de la economía española (desplome inmobiliario, déficit exterior). Y cuando se refirió al problema de la inflación, superior en España que en la zona euro, lo ligó a la escalada del precio internacional del petróleo. El presidente auguró un enfriamiento de la inflación en los próximos meses por el retroceso reciente del crudo. Y se basó en estas expectativas de precios a la baja y en "la ralentización brusca de la zona euro", para volver a poner presión sobre el Banco Central Europeo. "Es esperable que todo esto tenga un efecto en los tipos de interés".

Zapatero detalló la veintena de proyectos de reformas que acababa de tratar el Consejo de Ministros, que afectan sobre todo a vivienda, el sector servicios, los trámites administrativos y las infraestructuras de transporte. Destacó el compromiso de agilizar su desarrollo legislativo, con la fijación de plazos que obliga a los ministerios a la presentación de normas en seis meses. Y resaltó que la gestión de la anterior legislatura da "margen suficiente" al Gobierno para mantener sus apuestas sociales. Zapatero aseguró que en 2009 se acometerán las subidas prometidas en las pensiones más bajas y el salario mínimo, se mantendrán el cheque bebé y la renta básica de emancipación o se seguirá con el despliegue de la ley de Dependencia.

Pese a que el propio Ministerio de Economía da por hecho que este año ya acabará sin superávit, Zapatero insistió en que hay "margen de sobra" para estos compromisos sociales, para mantener la inversión en infraestructuras o, incluso, para el nuevo sistema de financiación autonómica. Hizo un guiño a la posibilidad de recurrir a más déficit. "Nuestra deuda pública está en el 36% del PIB, la de países como Italia supera el 100%", recordó. Y al mismo tiempo aseguró que el presupuesto se usará "con la máxima prudencia posible". La profundidad de la crisis decidirá cuál de las dos posiciones prevalece.

Pedro Solbes, vicepresidente segundo y ministro de Economía, entra en el palacio de la Moncloa para el Consejo de Ministros de ayer.
Pedro Solbes, vicepresidente segundo y ministro de Economía, entra en el palacio de la Moncloa para el Consejo de Ministros de ayer.ÁLVARO GARCÍA

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