España aporta 9,5 millones para combatir a las maras en El Salvador
El Salvador es uno de los países más pequeños de toda América y también uno de los más peligrosos del continente. Con sólo siete millones de habitantes, allí se cometen diez asesinatos al día. España coopera con varios proyectos antiviolencia con nueve millones y medio de euros entre 2006 y 2009. Así lo recordó ayer en San Salvador la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en la etapa final de su viaje oficial a Iberoamérica.
Las cifras sangrientas se han disparado desde hace cuatro años, cuando el Gobierno del conservador Elías Antonio Saca lanzó el programa Super Mano Dura contra la violencia que asola el país, originada por la desigualdad, el machismo, la posesión de armas de fuego y la deportación masiva desde EE UU de inmigrantes pandilleros (mareros) con antecedentes penales.
Sin embargo, las medidas exclusivamente represivas (y cuestionadas por expertos internacionales), que han doblado el número de pandilleros encarcelados, han generado además el rearme de los mareros. Si entre 1999 y 2003 los homicidios se mantenían en una horquilla de entre 2.300 y 2.600 al año, en 2006 se llegaron a registrar 3.928, es decir, más de diez asesinatos diarios. Los mareros salvadoreños, muy sanguinarios, siguen dirigiendo su organización desde la cárcel.
Taller de bordado
La vicepresidenta visitó ayer el Polígono Don Bosco, un proyecto empresarial y educativo que un cura español salesiano, Pepe Moratalla, fundó hace 23 años en Las Iberias, un barrio conflictivo de San Salvador. Allí, donde parte del alumnado está formado por jóvenes mareros que cambian la prisión por el internamiento en el centro, Fernández De la Vega detalló las últimas aportaciones españolas a la lucha contra la violencia en el país.
En el total de 9,5 millones de euros hay tres nuevas partidas, incluida una dotada con 100.000 euros para disuadir a jóvenes ex mareros o de alto riesgo a través de un taller de confección, bordado de ropa y calzado de niños.
"La violencia es un fenómeno complejo", respondió la mandataria tras una entrevista con el presidente salvadoreño. "Hay que trabajar la cultura, la educación, la pobreza y la exclusión. Hay que hacer frente a ese reto, a esas cifras, que son intolerables".
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