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Guerra en el Cáucaso

"Hay muchas víctimas que necesitan ayuda, pero no les dejan salir "

Rusia asegura que los georgianos impiden la evacuación de civiles

Pilar Bonet

Hospitales y clínicas de Osetia del Norte esperaron ayer en vano la apertura de un corredor para evacuar a los heridos de la guerra que enfrenta a georgianos con osetios y rusos. El cirujano Alexandr Ivanius, jefe del hospital aerotransportado del Ministerio de Catástrofes de Rusia, se quejaba de la "indiferencia ante el sufrimiento". "Hay muchas víctimas que necesitan nuestra ayuda, pero no les dejan salir".

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Alaguir -donde el Ministerio de Catástrofes plantó el sábado las tiendas de su hospital- se encuentra en Osetia del Norte (Rusia), a 35 kilómetros de Osetia del Sur, y al borde de la carretera que conduce al paso de Rok, una frontera controlada por los rusos y los surosetios. Hacia allí circulaban ayer centenares de vehículos militares rusos, carros blindados, camiones cargados de equipo y cisternas de combustible. El tráfico bélico contrastaba con el más bien escaso en sentido contrario.

En Rok, un capitán del servicio de guardafronteras de Rusia reiteraba a un grupo de corresponsales que el paso a Osetia del Sur por este lugar sólo está permitido a ciudadanos de la comunidad de países pos-soviéticos. Sin embargo, el Kremlin está preocupado por el "éxito de la propaganda de Georgia", y se planteaba ayer la necesidad de regular el acceso de la prensa extranjera a Osetia del Sur, lo que se traducirá en alguna expedición organizada a la zona. Las garantías de seguridad sobre el terreno han sido tan precarias que hasta el comandante del 58 Ejército, el general Anatoli Jrúlov, fue herido en una pierna.

Diferentes fuentes señalaban que los aviones georgianos habían lanzado sus bombas sobre Dzhava, una ciudad más cerca de Rusia que Tsjinvali, adonde los separatistas habían trasladado su capital alternativa por considerarla más segura. En la clínica de urgencias de Vladikavkaz yacían ayer Tolik Kavysev, de 29 años, y Roma Tedeyev, de 30, dos voluntarios heridos el sábado en la región de Dzhava.

El primero tenía una venda ensangrentada en torno a la mano derecha, además de una herida en la pierna y otra en el tórax. "Los georgianos dispararon primero desde aviones y luego con minas desde su infantería", decía Kavysev, que daba detalles confusos sobre el suceso, ocurrido entre Andisi y un pueblo georgiano vecino.

"Sólo teníamos fusiles. ¿Quién combate hoy con fusiles solamente?", exclamaba Tedeiev, retorciéndose del dolor que le causaba su pie ensangrentado. De los cinco miembros del grupo de Tolik y Roma, uno había muerto en el enfrentamiento y los otros dos estaban en cuidados intensivos. En la clínica de urgencias había ayer 27 heridos de guerra, según Kazbek Gúsol, el médico jefe, que esperó en vano la apertura de un corredor de evacuación de heridos.

Medios osetios reconocían no haber esperado tanta tenacidad y preparación por parte de los georgianos. "Esta guerra debe servir de ejemplo para Tbilisi y para EE UU y el resultado debe ser una Georgia desmilitarizada", señalaba un responsable separatista, partidario de que Rusia arme a Osetia del Sur y no ceje hasta acabar con las instalaciones bélicas de Tbilisi.

Las autoridades de Osetia del Norte han procurado que no se creen aglomeraciones de refugiados. Aparentemente temen reacciones en cadena como las que sucedieron tras los enfrentamientos georgiano-osetios de 1990-92. Entonces, los osetios meridionales se instalaron en el territorio de Osetia del Norte que reivindicaba los vecinos ingushes (musulmanes que querían volver a los lugares donde vivieron antes de ser deportados por Stalin en 1944). "Los georgianos locales tienen miedo a la venganza de los osetios del norte y los chechenos e ingushes podrían orientarse hacia Georgia si Moscú da muestras de debilidad. El equilibrio entre los pueblos de la región es muy frágil y complicado", afirmaba un jurista de Vladikavkaz.

Una enfermera atiende a un herido en el sótano de un hospital de Tsjinvali, capital de Osetia del Sur.
Una enfermera atiende a un herido en el sótano de un hospital de Tsjinvali, capital de Osetia del Sur.REUTERS
Un soldado de Osetia del Sur abraza a un bebé en Dzhava.
Un soldado de Osetia del Sur abraza a un bebé en Dzhava.AFP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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