Edicions 62 recupera la versión original de 'Els altres catalans'
El sello publicará la obra de Candel con la parte cercenada por la censura
"En contestación a su instancia de 12 de diciembre de 1963 me complace comunicarle que la obra titulada Els altres catalans, de la que es autor Francesc Candel, podrá ser autorizada, previa presentación de las galeradas impresas, por las que pueda comprobarse la supresión o modificación, de los pasajes señalados en las páginas...". Y seguía la numeración de 31 folios que debían ser retocados, algunos directamente suprimidos.
Así acababa, el 8 de febrero de 1964, uno de los episodios menos conocidos de los siempre sonados encontronazos que el escritor tuvo con la censura franquista. De este modo, desde su publicación en marzo de 1964, la obra más popular de Candel, en la que analizaba el papel de la inmigración en Cataluña, no se ha leído tal como la escribió su autor. Tras 16 reimpresiones, Edicions 62 restituirá por vez primera el texto original en una nueva edición de Els altres catalans que ultima para noviembre, con prólogo de la novelista de origen marroquí Najat el Hachmi.
El lápiz rojo del censor se cebó en 31 folios del manuscrito
Dentro de la desgracia, Candel tuvo suerte. La obra cayó en manos del censor Félix Ros, camisa vieja universitario y escritor, partidario de imponer la cultura fascista en su vertiente más paternal, que simbolizaron personalidades como Juan Ramón Masoliver y Dionisio Ridruejo. Eso explica que en el apartado Informe y otras observaciones el censor tuviera algunas salidas sorprendentes. "El libro, en su primera mitad, es de un interés que apasiona. La segunda mitad, en cambio, resulta pesadísima, alegrándose un poco en las páginas finales", arranca. Tras resumir la, en su opinión, tesis del texto -ante la llegada masiva de mano de obra inmigrante, ¿Cataluña pierde identidad o catalaniza a los que llegan?-, justifica su beneplácito y, en un gesto insólito para un libro de ese trasfondo y de esa época, recomienda su publicación. "Como el que suscribe entiende que lo que nuestro Estado no debe hacer nunca es seguir la táctica del avestruz e ignorar las cosas, se ha permitido marcar este libro con la R de recomendable". Y eso era así porque en el libro "ni por un momento el concepto de Cataluña empañará el concepto de España. No hay asomo de separatismo", subraya. Eso era lo importante.
A pesar de esa predisposición favorable, Ros marcó en rojo 55 páginas. En su mayoría son supresiones de palabras, frases o párrafos menores, que no desvirtuaban en exceso la tesis del libro (lo que explicaría que, ya en los años democráticos, Candel no diera gran importancia a recuperar el texto original), si bien "limaron ostensiblemente toda crítica a las fuerzas del orden o al statu quo franquista", resume el filólogo Jordi Amat en una tan prolija como rigurosa nota a la nueva edición.
Y así, amén de desaparecer referencias a la precariedad del sistema médico y a la lucha por mantener la cultura catalana, es el capítulo 19, Què passa a Andalucía, el que resulta más castigado: tres páginas quedaron bajo el lápiz rojo. En un caso, Candel explicaba la fea labor de un capataz que delataba ante la pareja de la guardia civil a un jornalero que había protestado y a otro que había pedido más sueldo. "Se los llevan al cuartel y les enseñan a no quejarse", finalizaba el episodio.
También se corta una referencia a la aversión del pueblo andaluz hacia una Iglesia que actúa al lado de los mandatarios. La carnicería en este caso es tal (más de dos folios cercenados) que sólo aquí Candel se verá obligado a añadir una nota para evitar el corte abrupto del texto: "Sobre las terribles consecuencias que han obligado a su gente a emigrar, escribiríamos otro libro. Y esto no puede ser. Para qué seguir". Ironía no le faltaba.
El libro acabó llegando a Edicions 62 con sólo 31 páginas censuradas porque el delegado del Ministerio de Información y Turismo en Barcelona, Jaime Delgado, vio exceso de celo en el trabajo de Ros y redujo los cortes. Suerte sobre suerte.
En cualquier caso, lo que nació en 1958 como un artículo escrito en castellano en un número especial de la revista La Jirafa y que el historiador Josep Benet sugirió a los responsables de Edicions 62 que pidieran al autor que convirtiera en libro (que tuvo una tirada inicial de 1.500 ejemplares), acabó siendo un notable éxito. Candel invirtió ocho meses en él, en buena parte gracias a la ayuda que tanto la izquierda como la derecha política catalanistas le suministraron: en lo económico, fue Joan Reventós quien le prestó 12.000 nada despreciables pesetas y Jordi Pujol facilitó materia prima en forma de estudios y datos.
3 Las -antes de ser censuradas por Ros- 331 páginas del manuscrito original abrieron a Candel las puertas del reporterismo en la revista emblemática del momento, Destino. Y le otorgaron un papel de entre oráculo y bisagra en un tema como la inmigración que aún hoy es capital. "El libro es el mismo, pero más incisivo, con ese punto de voluntad de denuncia que caracterizaba a Candel", opina Amat.
"Els altres catalans es ya un clásico que, como se hace en otros países, debe tener una versión íntegra y fijada", añade Pilar Beltrán, editora de Edicions 62, que recuerda que el libro saldrá alrededor del primer aniversario de la muerte del autor. Para esas fechas está prevista también la publicación de la primera gran biografía sobre Candel, obra de Genís Sincla: (La providència es diu Paco, La Magrana). A buen seguro incorporará la anécdota sobre el texto que rezaba como alarma en un cartel en la oficina de censura, placa que el escritor ganó tras su polémica novela Donde la ciudad cambia su nombre: "Ojo: cualquier entrada del Sr. Candel que pase inmediatamente al jefe Sr. Sánchez Marín".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.