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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La otra China

Como le pasa a todos los regímenes antidemocráticos, China, con Hu Jintao a la cabeza de un Parlamento tan numeroso como poco representativo, muestra del autoritario régimen que preside, se apresta a celebrar unos Juegos Olímpicos para intentar dar una imagen de "la otra China", de la China del capitalismo comunista, cuyos bancos y empresas lideran las listas de los más poderosos del planeta, así como de sus nuevos multimillonarios que se cuentan por miles cada año y algunos ya figuran en la lista de Forbes.

Una China olímpica, votada por un COI que ha soportado sin rechistar el accidentado paseo de la antorcha casi secuestrada, así como las prohibiciones y la censura de las autoridades para con la prensa y los visitantes. Ni la dura represión en Tíbet con más de 200 muertos, ni que sea el país del mundo con mayor número de penas de muerte ejecutadas, ni la persecución de los disidentes, ni las expropiaciones forzosas, ni la corrupción y el trabajo de millones de personas por un sueldo miserable y en régimen de semiesclavitud, han impedido que la Comunidad Internacional acuda a unos Juegos Olímpicos y acepte a China "porque el deporte no debe mezclarse con la política", aunque ésta sea autoritaria y esté muy alejada del respeto a los derechos humanos.

Somos muchos los que pensamos, una vez más, que el dinero y el negocio que representan esos 1.300 millones de consumidores, y su mano de obra barata, han hecho que China consiga organizar, con el mirar hacia otro lado de Occidente y su silencio cómplice, unos Juegos con los que pretende que el mundo olvide la China de los ciudadanos oprimidos, explotados y aleccionados a dar una imagen engañosa, que es la verdadera, "la otra China".- José-Ulpiano Pérez Cervantes. Sant Pere de Ribes, Barcelona.

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Los deportistas españoles deben guardar silencio en lo referente a derechos humanos. El presidente del Comité Olímpico Español, a instancias del COI, les ha recordado que la Carta Olímpica se debe de cumplir taxativamente, y el Gobierno español se ha manifestado en estos mismos términos: no se deben mezclar el deporte y las opiniones políticas. Pero, ¿alguien puede explicarme cuál es el auténtico espíritu olímpico? Porque yo entiendo que va más allá de la simple competición deportiva entre los pueblos del mundo. China experimenta un crecimiento económico que la convierte en un mercado muy deseable para el resto de las naciones.

¿Debemos pues, ávidos del mercadeo con el país asiático, cerrar los ojos y la boca ante el atropello y el totalitarismo que se ejerce contra sus ciudadanos? Un juez español ha decidido emprender acciones legales contra dirigentes chinos responsables de la muerte de cientos de tibetanos. Quizá debiéramos aconsejarle que depusiera su actitud en pro del floreciente negocio que supone la emergente potencia asiática. Un delito de lesa humanidad más o menos no debe de aguarnos la fiesta ni las posibles ganancias, y si para ello hay que tapar unas cuantas bocas y secuestrar las conciencias de otros tantos, ¿cuál es el problema? Reconozco que es un tema delicado y no pretendo tratarlo con frivolidad alguna, pero nuestros atletas tienen corazón y cabeza, no sólo forma física, y viven en un Estado de derecho donde la libertad de expresión es un bien preciado para nuestra sociedad. No podemos anteponer la diplomacia o las relaciones comerciales a la violación de los derechos humanos y exigir que las bocas estén mudas. Puede que esta mordaza tenga mayor coste histórico que cualquier otra ganancia que se pudiera derivar de su aplicación. Es cuestión de sopesar.

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