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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El choque del paro

La rápida subida del desempleo barre la esperanzade equilibrio fiscal y deprime el consumo

El efecto más doloroso de la crisis por la que atraviesa la economía española es el crecimiento del paro. Los datos del desempleo registrado en las oficinas del Inem durante el pasado julio indican que durante ese mes el número de parados aumentó en casi 36.500, que la cifra total supera ya los 2,4 millones, con un crecimiento del 23% en los últimos 12 meses, y que la economía española está creando más de 1.000 parados por día, debido al parón económico. Con el agravante de que el mercado laboral tiene todavía un margen amplio para empeorar, porque el mercado inmobiliario, cuya sobrevaloración acumulada durante 10 años es en gran parte responsable de la crisis, aún no ha tocado fondo.

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Aunque el paro registrado ofrece un mapa laboral más impreciso y parcial que el de la Encuesta de Población Activa (EPA), en esta ocasión muestra una impresión clara de la magnitud de la quiebra del empleo. La estadística del Inem evidencia un aumento grave del paro en construcción y de pronóstico reservado en industria y servicios, sectores que, si bien no están en fase de ajuste, sí parecen afectados indirectamente por el hundimiento del ladrillo. Cuando se examina la última EPA se aprecian las causas de este desbordamiento del paro: una creación muy baja de empleo, apenas del 0,1% anual, mientras que la población activa crece a un ritmo que se aproxima al 3%. La construcción pierde empleo a una tasa anual del 8%, una velocidad que no pueden compensar el débil ritmo de creación de puestos de trabajo en la industria -el 0,9%- o el 2,1% en servicios. Ésa es la razón por la cual las zonas económicas cuyo crecimiento económico no se ha basado en la especulación inmobiliaria estén sufriendo ahora menos pérdida de empleos que las áreas enladrilladas en la costa o simplemente turísticas. No obstante, esas modestas tasas de generación de empleo en industria o servicios son insuficientes incluso para evitar que crezcan los respectivos paros sectoriales.

Que la industria y los servicios aguanten el tipo no evitará un empeoramiento grave en el mercado laboral, al menos en lo que queda de 2008 y primavera de 2009. La actividad del ladrillo se aproxima a la recesión y el ajuste se está produciendo a través de despidos localizados entre los contratados temporales. Hay muchas probabilidades de que las proyecciones del Gobierno se queden cortas. Si el ministro de Economía, Pedro Solbes, calculó que en el momento peor, es decir, durante el año 2009, la tasa de paro llegaría al 12,5%, es más que probable que se supere el 13,5% y se aproxime al 14%.

El impacto del paro va a ser intenso. Probablemente barrerá las ya escasas posibilidades de equilibrio fiscal durante 2008 y 2009, y obliga desde ahora a pensar en medidas más drásticas de las que se han tomado hasta el momento para recuperar la demanda. Medidas de las que, por cierto, nada se sabe sobre su aplicación y efectos en el consumo y la inversión.

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