Aerolíneas convergentes
Iberia y British Airways deciden que la fusión es el mejor antídoto contra la crisis aérea
El anuncio de la fusión de Iberia y British Airways, dos de las compañías aéreas más importantes de Europa, lleva consigo un mensaje rotundo para el sector. La fusión creará la quinta flota aérea más importante del mundo y la tercera por volumen de ingresos, casi 17.000 millones de euros anuales. Si las autoridades de competencia autorizan la fusión, caben pocas dudas de que en los próximos meses se configurará una compañía capaz de competir con éxito en la jungla mundial de las aerolíneas que, por cierto, sufren la amenaza continuada de la subida de los precios del queroseno.
La fusión anunciada responde, en realidad, al inquietante estrechamiento de los márgenes empresariales que sufren las líneas aéreas, incluso las de bajo coste, como muestran los ajustes de empleo recientes en la propia British Airways, Ryanair o Easyjet. El origen del deterioro en las cuentas de resultados hay que buscarlo en la subida del precio del combustible, quizá el factor de coste más importante en este mercado. Recuérdese que el precio del crudo ha aumentado en torno al 60% en un año.
Pero el petróleo no es el único parámetro que debe considerarse en este negocio. En términos económicos y financieros, tienen una gran importancia las economías de escala. Si en las líneas de bajo coste basta con reducir las cargas laborales y rebajar servicios para reequilibrar las cuentas, en los grandes grupos es conveniente aumentar los servicios a los viajeros al tiempo que se recorta el peso de los gastos. El procedimiento más eficaz es la fusión de empresas. De esa forma se amplía el número de vuelos disponibles para los viajeros, se reducen los costes generales -deuda, inmovilizado, personal- y se gana peso en la capitalización bursátil después de la fusión.
El momento elegido para anunciar la unión tiene cierta lógica. Una operación de esta envergadura mejorará la percepción que tienen Iberia y British entre los inversores y los clientes. Transmite la idea de que se adoptan estrategias empresariales contra la subida del crudo más allá del simple y mecánico incremento de tarifas. Y, además, se cuenta con que ha tenido éxito la experiencia de concentración entre Air France y KLM, aunque no fuera igual en todos sus términos.
Debe prestarse atención a los aspectos formales de la fusión. La fórmula elegida es que ambas compañías mantengan sus marcas y creen una sociedad holding entre ambas, a partir de una ecuación de canje accionarial todavía desconocida, que coordine las dos ramas del gran grupo fusionado. Se ha buscado un cuidadoso equilibrio político para respetar la importancia de ambas líneas nacionales. Por tanto, debe extremarse la atención a los costes de la sociedad coordinadora, al equilibrio de su consejo y a su eficacia en la gestión industrial y financiera. Seguro que del caso de EADS y Airbus pueden extraerse algunas lecciones provechosas para la aventura que comenzó ayer.
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