"La independencia mexicana creó un solo pueblo"
Rafael Tovar y de Teresa se afloja la corbata en esta calurosa tarde de Madrid. Tiene un nombre bien español, pero su tarea es bien mexicana. Como él, descendiente de unos apellidos que viajaron, como la historia, desde Castilla la Vieja y desde Asturias. Tiene 54 años, estudió derecho y es historiador. Su tarea, que sigue en su propia biografía a la dirección de Conaculta, el ministerio mexicano de Cultura, es la coordinación del Bicentenario de la Independencia de México, una independencia que, señala, "creó un solo pueblo". La misión se la encomendó el presidente Felipe Calderón, y él la ha asumido "con legítimo orgullo", consciente de que ha de ser llevada a cabo "por encima de cualquier mira partidista".
"Hay elementos para que España y México hagan memoria conjunta de lo que la independencia supuso para ambos"
Eso piensa hacer, o está haciendo. Él cree que la historia debe servir para mirar hacia adelante. Y eso lo ha hecho su país, o al menos lo ha dejado escrito. Está en esa famosa inscripción que, en Tlatelolco, celebra el nacimiento del México de hoy como la consecuencia de un encuentro de culturas en el que no hubo ni vencedores ni vencidos, "sino el nacimiento del México de hoy".
Pregunta. Una inscripción, esta de Tlatelolco, bien generosa...
Respuesta. Yo creo que la independencia de México tiene unas características muy especiales. No era una colonia, sino un virreinato, y eso le daba un estatus económico y jurídico dentro del conjunto del imperio español... Así que esa frase que usted recuerda habla de un espíritu positivo para ver la presencia española durante trescientos años y cómo se produce la independencia. No en un día, sino que se va produciendo con los años, desde el siglo XVIII. Ahí empiezan los hechos e ideas que crean el contexto adecuado.
P. ¿Qué ideas?
R. Ahí nos encontramos con el pensamiento de la Ilustración, de la Enciclopedia, y aquí mismo, en España, empieza a producirse una nueva visión del Estado, de las instituciones jurídicas, de la sociedad... Cuando Napoleón invade España y se producen las abdicaciones de Carlos IV y de Fernando VII, las regiones de ultramar perciben el cambio, y las figuras de la independencia empiezan a moverse. El proceso tiene un inicio específico en 1810, y culmina, en el caso de México, en 1821, cuando se firma la separación de España con el jefe político, que es la nueva denominación que se le da al virrey.
P. Y ahí cobra sentido esa frase.
R. Sí, esa fusión paulatina es la que explica esa frase que se encuentra en Tlatelolco. No es triunfo ni victoria, es el nacimiento de una nueva nación.
P. El México de hoy.
R. Efectivamente. El territorio nacional y los descendientes originarios de ese territorio, pues, ya no son los mismos después de la presencia española... En el territorio mexicano vivían culturas milenarias que poblaban una muy buena parte del país, más concentradas en el centro y en la parte sureste, donde está la región maya; pero en todas hay una presencia y hay un mestizaje que es el que produce este nuevo pueblo. Es un nuevo pueblo, sí.
P. Pero no se produce la independencia y ya está, ¡a vivir...!
R. El siglo XIX fue un siglo convulso, claro. Es un siglo de inestabilidad política, social. Después del movimiento de independencia, el país queda muy empobrecido porque, entre otras cosas, muy buena parte del dinero con que España financió las campañas napoléonicas llegó de las tierras americanas. Así que tuvimos la independencia y después la revolución, y todo eso en un solo siglo... Y toda esa trayectoria es la que conmemoramos ahora...
P. Un antecedente de esta conmemoración, y de aquella frase de Tlatelolco, es aquella serie de Carlos Fuentes, El espejo enterrado...
R. Que también fue libro. Espléndida... Ahí hace Fuentes un recuento de lo que fueron las culturas originarias, prehispánicas o precolombinas, hasta llegar al desarrollo virreinal y al siglo XIX. Creo que el título es muy afortunado, porque en él se habla de que sólo en la suma de todo esto nos podemos reconocer. Así que hemos de desenterrar ese espejo para vernos de cuerpo entero.
P. ¿Y de verdad fueron dos pueblos que se juntaron? ¿No quedan secuelas del encontronazo?
R. Obviamente hay un mestizaje, y hay zonas en las que predominan las culturas que siempre hubo. El mestizaje hace vivos esos pueblos. En la zona maya hay descendientes de la cultura que se encontraron los españoles. ¿Encontronazo? No, no se ven secuelas de ningún encontronazo, eso es lo que pienso. Hace unos años hicimos un museo en Yucatán, lo llamamos el Museo de los Pueblos Mayas; no es una cultura almacenada en una vitrina, es una cultura viva, siguen evolucionando, y están integrados en el país que es hoy México.
P. ¿Qué le pidió el presidente de la República que hiciera al frente de este organismo que usted dirige ahora?
R. Que invitara a toda la nación a conmemorar tanto el bicentenario de la independencia como el inicio del centenario de la revolución. Y que abriera espacios para la reflexión, para la difusión de lo que significaron esos hechos históricos. Conmemoración: memoria conjunta. Eso es lo que queremos hacer. Y habrá cuatro grandes apartados sobre los que trabajaremos: Memoria, Diversidad, Creaciones y Futuro... México es una cultura de culturas, producto de culturas asentadas en distintos lugares del territorio. Ortega y Gasset decía que la identidad cultural no es sólo un elemento hacia el pasado, sino que es un elemento hacia el futuro, en tanto que es un proyecto colectivo. Por ahí vamos trabajando.
P. ¿Y cómo se va a integrar España en eso, si se integra?
R. Hay una frase muy afortunada de Felipe González [encargado por el Gobierno de Zapatero para la conmemoración de las independencias hispanoamericanas], que ha dicho que España "estará acompañando" a los países latinoamericanos en su bicentenario. Creo que es una fórmula adecuada para decir que estará presente, que tenemos elementos que nos permiten hacer memoria conjunta de lo que todo esto significó para unos y para otros. Aquello no sólo tuvo un efecto para los países que se independizaron, sino también para España. Nos encontramos otra vez, todos, a finales de los años setenta, inmersos en diversos procesos democráticos, en procesos de integración social. Hay que recordar que una de las relaciones sin duda más importantes que tiene México es España, y el bicentenario nos va a permitir mirar hacia adelante en esa relación.
P. E incluso durante la interrupción de las relaciones oficiales, recibieron ustedes el exilio republicano español.
R. Y lo recibimos con los brazos abiertos. Y dejó una herencia extraordinaria para México. Eso marcó un nuevo capítulo, uno de los más positivos de la relación México-España.
P. Uno de los que rompen el tópico de que los mexicanos odiaban a los gachupines...
R. ¡Fueron recibidos con los brazos abiertos!
P. ¿Sigue siendo verdad ese afecto?
R. Total y absolutamente. Y la prueba es que muchísimos de esos españoles que llegaron en los años treinta echaron raíces, y sus hijos y nietos, y hasta los bisnietos, viven en México, son mexicanos, y se integraron plena, afortunada y positivamente en la sociedad. Somos un solo pueblo.
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