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Reportaje:

"Respeto" para el 'no' irlandés

El presidente francés palpa en Dublín la dificultad de otro referéndum europeo

Nicolas Sarkozy vivió ayer en primera persona las dificultades de convocar un segundo referéndum en Irlanda para ratificar el Tratado de Lisboa, rechazado el pasado mes de junio, al menos si antes no hay modificaciones en el texto o en sus protocolos que favorezcan un cambio de opinión de los votantes irlandeses. El presidente francés, que estuvo cuatro horas en Dublín, quiso que Irlanda fuera su primer destino como presidente en ejercicio del Consejo de la Unión Europea. Una deferencia que da prueba de la prioridad que la UE otorga a la ratificación, pero que puede interpretarse también como un gesto de presión.

El presidente francés mantuvo entrevistas separadas con el primer ministro, Brian Cowen, y con los líderes de los dos grandes partidos de la oposición (Enda Kenny, del Fine Gael, y Eamon Gilmore, del Partido Laborista), y recibió en la Embajada francesa a un grupo de partidarios y opositores del tratado.

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Sarkozy expresó su "respeto" por el resultado negativo del referéndum irlandés del pasado 12 de junio y al mismo tiempo su apoyo al tratado y a que siga el proceso de ratificación en otros países. Insinuó también la necesidad de que Irlanda ratifique el Tratado de Lisboa a tiempo para preparar las elecciones europeas de junio del año que viene. Si bien el primer ministro Cowen se comprometió a trabajar "estrechamente" con Sarkozy para buscar una salida a la crisis, los interlocutores del presidente francés le hicieron ver la dificultad de que se cumpla ese calendario y, sobre todo, los riesgos de convocar un segundo referéndum si lo que se vota es lo mismo que en el primero, una opción defendida hace unos días por el presidente francés y que ha generado muchas críticas en Irlanda.

"Le expliqué que no se puede plantear la misma pregunta otra vez", comentó el nacionalista Kenny al término de su reunión con el presidente francés. "Le expliqué con claridad que un segundo referéndum -una idea que está en el ambiente- calcado al anterior volvería a ser derrotado y que no hay demasiadas dudas acerca de eso", dijo por su parte el laborista Gilmore.

El líder de los laboristas también le comentó que se trata de un problema europeo, no sólo irlandés, y que "las cosas no son tan sencillas como que los otros 26 Estados miembros ratifiquen y luego le pidan a Irlanda que se lo piense otra vez".

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Pescadores irlandeses se manifiestan junto a la sede del Gobierno en Dublín en apoyo al <i>no</i> al Tratado de Lisboa.
Pescadores irlandeses se manifiestan junto a la sede del Gobierno en Dublín en apoyo al no al Tratado de Lisboa.AP

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