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Reportaje:

'Rey Blanco de África', con gheada

Un documental retrata la vida de José Luis Bastos y su fortuna en Namibia

José Luis Bastos tiene una granja en África. En realidad, una extensión inimaginable de 100.000 hectáreas de sabana, montañas, llanuras y desierto. Sobre esa superficie, equivalente a tres cuartas partes de la provincia de Pontevedra, ha creado un negocio basado en la caza y pesca. El primero consiste en organizar safaris para aficionados millonarios. El segundo abastece de merluza a los Mercadona de toda España.

José Luis Bastos es otro gallego en la diáspora. O más bien un namibio nostálgico (se cambió la nacionalidad por asuntos comerciales) que domina varios idiomas y que habla en gallego con gheada de Bouzas (Vigo). Los nativos lo proclamaron "el rey blanco de África" después de que Sam Nujoma, el primer jefe del país tras la escisión del régimen sudafricano, le profesara pública amistad y le abriera las puertas a las relaciones sociales y al negocio. A cambio, él le enseñó el placer inmenso de comer las cabezas de pescado con las manos sin romper con ello la estricta compostura protocolaria. "Quedó encantando".

Enseñó al presidente namibio a comer pescado con las manos
Es el mayor exportador de merluza y ha creado su propia fundación

Ahora, a los 72 años, Bastos asoma su enriquecida galleguidad en la película dirigida por el fotógrafo Delmi Álvarez -estrenada ya en Celanova- que se empeñó en buscar gallegos por el mundo y los ha encontrado en los cuatro continentes. A Bastos lo descubrió, nacionalizado ya namibio, en la finca privada más grande de África y que ocupa parte del desierto más antiguo del mundo. Los Namas, que tenían allí enterrados a sus antepasados, lo proclamaron guardián de las tumbas de sus reyes. Y el de España le concedió, en 2001, la medalla de la Encomienda de Isabel la Católica.

El empresario vigués recaló allí hace 42 años sin nada en los bolsillos para hacerse cargo de las deudas de su hermano, fallecido en accidente. Pero acabó creando un emporio económico y de influencias. "En mi casa han coincidido comiendo tres presidente de gobierno" -uno de ellos Indira Gandhi- menciona de pasada tras narrar el episodio de las cabezas de merluza que tanto le agradeció el mandatario. "Sam [Nujoma, el presidente] suele decir que no es mi amigo, que somos hermanos", reconoce el gallego-africano dando cuenta de la estrecha relación que mantienen. "Es un líder, un auténtico líder, al estilo Mandela", asegura.

A Bastos, Delmi Álvarez lo muestra en su película como ejemplo de galleguidad. Pero él, con la gheada y todo, se define como un empresario del mundo y actúa como un namibio fiel.

"En África están a punto de descubrir petróleo y hay uranio: va a ser el boom", relata incansable a su llegada al Monasterio de Celanova, en el estreno de la película sobre su vida.

"Los empresarios españoles no acaban de enterarse de que en África está el futuro", insiste alentando a la inversión en ese continente. "Yo ya no puedo meterme en eso, porque las cifras que se manejan son astronómicas", se lamenta, convencido de las oportunidades de negocio que el contienente ofrecería a las compañías energéticas. "España está importando electricidad de Francia, cuando en Sudáfrica hay uranio enriquecido; hay plutonio", concluye.

Bastos se queja de que los empresarios gallegos se cuenten con los dedos de la mano y de que además, la gente vaya a África fundamentalmente a pescar, "que es lo más fácil, cuando una inversión allí no es de alto riesgo", reprueba sin reparar en su propia biografía.

"El rey blanco de África" ejerce su reinado pero se presta "a todo lo que sea promocionar" su país de origen. "Llevo a Galicia y a España en mi corazón", afirma dando una tregua a su discurso pro africano. "Allí, los españoles están muy bien vistos, por no haber pertenecido al bando de los colonialistas", apunta.

Ahora, mientras consume las vacaciones anuales de 20 días en Vigo y promociona la película de Delmi Álvarez basada en su propia vida, Bastos relata su nueva apuesta en África: la "Bastos Fundation". La creó hace ya unos años, con ayudas privadas y de los ejecutivos español y francés. Con ella pretende crear escuelas, "necesitamos dinero, pero el Gobierno español me lo niega: cree que voy a hacer negocio".

Así lo cuenta el mayor exportador de merluza a España, que ha diversificado su industria pesquera, y que dice que aunque África tiemble, "Namibia es una balsa".

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