Ninguna comunidad autónoma apuesta por el modelo ferial gallego

La Galicia de los mil ríos es también la comunidad con más recintos feriales del Estado. Sin embargo, sus ocho fundaciones (siete de ellas participadas por la Xunta) sólo han programado 14 de cada cien eventos desde el año 2000 en España, según una estimación realizada a partir de los datos de la Asociación de Ferias Españolas (AFE). Este año, la programación global de las ferias participadas por la Xunta en A Estrada (FECE), Lugo (Palacio de Ferias y Congresos), Coruña (Expocoruña), Ourense (Expourense), Vilagarcía (Fexdega), Vigo (Ifevi) y la Semana Verde de Silleda, suma 67 certámenes, por debajo de los más de cien de Cataluña, los 80 de Madrid o los 71 de la Comunidad Valenciana. Y todos los salones gallegos juntos podrían llegar a realizarse en un mismo lugar, ya que tendrán ocupado suelo durante unos 260 días, apenas nueve meses.

El director del recinto de Vigo cree que este modelo pasará factura

La Consellería de Industria no precisa cuánto dinero se gastará este año

El modelo gallego, que fue gestado durante la presidencia de Manuel Fraga, no convence en el resto de España. La mayoría de las comunidades autónomas han optado por concentrar sus esfuerzos en una sola instalación (Ifema en Madrid, Feria Valencia o Fira Barcelona no tienen competidores en sus respectivas regiones). En cambio, la Xunta participa, a través de la Consellería de Innovación e Industria, en siete patronatos con un alto porcentaje. Además de sufragar la construcción de los recintos, -la última, de 22 millones para levantar Expocoruña-, la Administración abona periódicamente dinero para los gastos corrientes y la ampliación de las instalaciones. Fuentes de la Consellería de Industria no pudieron precisar la cuantía total.

Para Arsenio Prieto, director del Instituto Ferial de Vigo, Galicia está empezando a acusar este minifundismo ferial: "Tenemos más recintos que ninguna otra comunidad en España, pero ni somos los que programamos más ferias ni los más rentables". En su opinión, el mercado terminará por seleccionar aquellos espacios mejor gestionados y que respondan a las expectativas de los expositores, es decir, aquellos pabellones que estén ubicados en zonas de más influencia social y económica. Hoy por hoy, el Ifevi es el único que se puede permitir el lujo de trabajar a través del alquiler. En el resto de los casos, las fundaciones han optado por un modelo mixto: son promotoras de sus propias ferias y arriendan suelo para que la iniciativa privada organice las suyas. El gasto es considerable: sólo en alquiler, una feria en Vigo puede costar, dependiendo de los metros y del número de días, entre 20.000 y los más de 100.000 euros.

Prieto intuye que el de Vigo está entre los pocos recintos que se autofinancian, algo que ocurre desde que se decidió no hacer la vista gorda en las tarifas: "Todo el mundo tiene que pagar, no hay rebajas, los precios son inamovibles". Lo mismo sucede en Expocoruña, que inició su actividad este mismo año. Su directora, Ana Montes, está convencida que la única manera de sobrevivir es aplicando criterios 100% empresariales a la gestión: "Vengo del sector privado y creo que tenemos que apostar por profesionalizar los recintos feriales. No regalamos espacio a nadie y nuestro objetivo son los beneficios. En nuestro caso, esperamos alcanzarlos tras los primeros cuatro años de funcionamiento". Ni los miembros del patronato que rige su fundación se salvan de pasar por caja, "también tienen que pagar si participan en una feria". Fexdega y el Pazo de Ferias de Lugo aseguran ganar más de lo que gastan. En cambio, la Semana Verde de Silleda, una de las aventuras públicas más arriesgadas, recibirá pronto una inyección de 1,5 millones de fondos públicos para salvar la ruinosa situación en la que se encuentra. Pese a su parca programación cuenta con 42 trabajadores, una de las mayores plantillas.