La crisis que desbordó los 100 días
El Gobierno prevé celebrar el 14 de agosto un Consejo de Ministros extraordinarioe inusual para realizar un seguimiento de la situación económica
El pasado 8 de julio, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acudió a una entrevista en Antena 3 y, por vez primera, desde las turbulencias financieras estadounidenses de agosto de 2007, pronunció por dos veces la palabra "crisis", en referencia a la situación económica. No fue un lapsus. Fue una decisión meditada, tras la oleada de indicadores económicos negativos que había conocido en días precedentes, que señalaban una creciente gravedad de la situación económica.
Una situación económica que, a juicio del Gobierno, tuvo su advertencia más seria y grave al poco de la celebración de las elecciones generales, en abril, cuando a las turbulencias financieras se sumó el aumento del desempleo en la construcción y, sobre todo, el disparo de los precios del petróleo. Esta subida incontrolada acarreó un aumento de los precios y el Gobierno vio cómo se caían sus expectativas de que la inflación remitiera al final de la primavera.
El Gobierno confía en contar con CiU como socio ante la crisis económica
Desde ese momento, la sensación de "crisis" se instaló en la calle. Pero no fue ese el mensaje que la calle percibió desde el Gobierno, según la encuesta sobre los primeros 100 días, realizada por Metroscopia y que EL PAÍS publicó el pasado fin de semana. La encuesta suspendió al Gobierno por su excesivo optimismo y la ciudadanía se dividía entre quienes piensan que el Ejecutivo le ha ocultado la realidad y quienes creen que lo hizo para no alarmar innecesariamente.
El Gobierno se negó durante meses a usar el término "crisis", que no tiene una definición técnica precisa y está condicionado por la subjetividad. Zapatero ve ese término más próximo a la recesión y lo rechazaba, aferrándose a su definición: se produce cuando la economía crece negativamente durante dos trimestres seguidos. Lo que aún no ha sucedido en la economía española. Además de la definición técnica, en la decisión pesaban razones políticas y económicas, según el entorno del presidente. Entre estas últimas, la idea de Zapatero de que ante las dificultades económicas hay que evitar mensajes pesimistas que incidan negativamente sobre el consumo familiar, auténtico motor de la economía, o sobre la inversión. "El pesimismo no crea un puesto de trabajo", ha reiterado Zapatero.
Entre las razones políticas radicaba la posición del PP que, en la precampaña y campaña electoral, cuando aún no había síntomas claros de crisis, ya lo daban por hecho. "Si entonces hubiésemos admitido que había crisis económica, como decía el PP, ahora teníamos que estar hablando de recesión", señala una persona del entorno del presidente.
Como culminación de este choque de políticas, la buena acogida que tuvo, en los debates de la campaña electoral, el mensaje optimista sobre la crisis de Pedro Solbes frente al catastrofismo de su rival del PP, Manuel Pizarro, animó al Gobierno a seguir por esa vía. "Esa actitud no significa que estuviéramos despistados sobre las previsiones de la crisis pues manejamos las mismas que los organismos económicos independientes. Y su precipitación, con la sabida del precio del petróleo, nos sorprendió como a todas las instituciones económicas", añaden en el Gobierno.
Sin embargo, la percepción final de la calle cuatro meses después, a juzgar por las encuestas, es que el Gobierno ha ocultado la realidad económica y que no sabe cómo afrontarla cuando, paradójicamente, ha sido la situación económica su asunto prioritario en estos 100 días, señalan fuentes gubernamentales. Esta percepción negativa preocupa al Gobierno y al PSOE. De tal modo que algunos reconocen que el discurso no ha sido acertado porque el Gobierno ha tomado medidas y la ciudadanía no las ha percibido.
Estas mismas fuentes destacan que la economía ha sido tan prioritaria para el Gobierno que la primera decisión que tomó el nuevo Consejo de Ministros fue un paquete de medidas destinadas a luchar contra la crisis, que se venían gestando antes de las elecciones de marzo. Posteriormente, Zapatero anunció medidas complementarias, como un plan de austeridad, presentadas en el Consejo Económico y Social a fines de junio. Con esa misma preocupación, Zapatero tiene previsto convocar el 14 de agosto, en vacaciones, un Consejo de Ministros extraordinario, inusual en la historia de la democracia, para hacer un seguimiento de la situación.
Las medidas del Gobierno han sido bien acogidas por empresarios y sindicatos. Las principales reservas proceden de sectores que reclaman al Gobierno que facilite liquidez financiera, medida a la que se opone el Banco de España.
La percepción de la situación económica es el aspecto más negativo de los 100 días del Gobierno, unido a su soledad parlamentaria. El Ejecutivo, que aumentó su mayoría en las elecciones de marzo, de 164 diputados a 169, a siete escaños de la mayoría absoluta, sufre la paradoja de tener ahora menos respaldo parlamentario que hace cuatro años.
La soledad parlamentaria fue una decisión del presidente del Gobierno de reafirmar su autonomía en su investidura con el añadido de que sus potenciales socios -CiU, PNV, ERC, IU- atravesaban una etapa de crisis interna. La búsqueda de un socio parlamentario estable para asegurarse la mayoría, en la que CiU es el candidato preferente, será uno de los objetivos prioritarios del Gobierno, al regreso del verano.
Precisamente, la delicada situación económica será uno de los argumentos de peso que el Gobierno utilizará para contar con el apoyo de CiU y apelará a la tradición de responsabilidad del nacionalismo catalán. La negociación de unos Presupuestos austeros, en septiembre, será la prueba de fuego.
Antes, en las próximas semanas, el Gobierno cuenta con lograr un acuerdo con sindicatos y empresarios para afrontar la situación económica. Zapatero ya ha anunciado que no habrá recortes sociales y se mantendrán las prestaciones básicas, como el aumento de las pensiones mínimas y el salario mínimo..
El Gobierno, que no tiene una previsión clara de la salida a la crisis, pretende aprovechar la situación para reducir el diferencial de inflación que separa España de Europa, con la aplicación de la Directiva de Servicios de la Unión Europa y para potenciar -con la investigación- un nuevo modelo económico. Zapatero confía en la recuperación por la fortaleza de la economía española.
Aunque la economía ha absorbido los primeros 100 días, la lucha contra el terrorismo ha avanzado, en este mismo plazo, con la detención el 20 de mayo del dirigente etarra Javier López Peña, Tierry. Como consecuencia de esta importante detención, ETA ha entrado en una nueva etapa de desconcierto, según Interior. Lo que, a su vez, confirma la debilidad de la banda tras la ruptura del proceso de final dialogado del terrorismo.
El cambio del clima político, de la crispación de la pasada legislatura a un mayor entendimiento entre el PP y el Gobierno en las cuestiones de Estado es otra clave de los primeros 100 días. Se está manifestando frente al terrorismo y al nuevo reto soberanista de Ibarretxe. Es probable que llegue a la Justicia. Lo consagrará la reunión del miércoles entre Zapatero y Rajoy.
Lo que han dado de sí 100 días
- Los 400 euros. Como la retirada de las tropas de Irak en 2004, era una promesa electoral y fue la primera decisión del Gobierno. La devolución de 400 euros del IRPF y el plan para alargar gratis las hipotecas formaron parte de un decreto de medidas urgentes. Pero fueron planeadas meses antes de que todo fuera mucho peor de lo esperado.
- El trasvase que era una "conducción". El 18 de abril, el primer Consejo de Ministros aprobó una "conducción" de agua del Ebro, comprada a los regantes de Tarragona, para el consumo humano en Barcelona, donde llegó a haber riesgo de restricciones de agua. Las lluvias posteriores lo hicieron innecesario y fue derogado, pero las contradicciones con el rechazo radical del PSOE a la política de trasvases se hicieron evidentes.
- Detención de Thierry. El 21 de mayo cayó, en Burdeos, toda la cúpula actual de ETA, responsable de la ruptura
de la tregua.
- Referente de inmigración. España pactó con Francia a principios de mes una nueva y más dura política de inmigración que asumió toda la UE.
- El ladrillo se hace añicos. Primero cayeron los visados de casas, luego los créditos y las ventas. Esta semana, la mayor inmobiliaria de España suspendió pagos al no poder conseguir un crédito minúsculo.
- Zapatero, acorralado en el Congreso. La soledad parlamentaria del PSOE obligó al presidente a comparecer en un pleno extraordinario sobre economía. Fue hace menos de 20 días. Zapatero se negó a pronunciar la palabra crisis.
- Ahora sí, reformar el aborto. Resistiendo a una intensa campaña mediática, el PSOE rechazó incluir una reforma del aborto en su programa electoral. Ahora, el Gobierno lo estudiará.
Lo que se hizo en 100 días en 2004
- "Le ordeno que retire las tropas españolas de Irak". El mismo día que estrenaba el despacho en La Moncloa, el 18 de abril de 2004, José Luis Rodríguez Zapatero tomó la primera y más impactante medida de Gobierno de su primer mandato. Ordenó la vuelta de las tropas de la guerra de Irak y dejó cumplido, ipso facto, su principal compromiso electoral. En julio, aprobó el envío de tropas a Haití y Afganistán.
- Freno a Ley de Educación del PP. El 30 de mayo, el Gobierno paralizó el desarrollo de la Ley de Calidad de la Enseñanza, la principal ley educativa en marcha, y aplazó la entrada en vigor de la liberalización del sector ferroviario. El PP comenzaba a hablar de "demolición" de su herencia de Gobierno.
- La primera ley: Violencia de Género. La primera versión de la primera ley de Zapatero se aprobó en Consejo
de Ministros el 4 de junio.
El Congreso la aprobó en diciembre.
- Derogación del trasvase del Ebro. El 18 de junio de 2004 murió el Plan Hidrológico Nacional del PP, que incluía el trasvase de agua del Ebro a la Comunidad Valenciana y Murcia. El Gobierno de Zapatero lo derogó y lo sustituyó por un plan alternativo con 21 desaladoras. La inmensa mayoría todavía no están funcionando.
- Subida del salario mínimo. El salario mínimo interprofesional subió un 6,6%, hasta los 490,8 euros. También se aprobó un aumento de 66 millones para becas.
- Medidas pos 11-M.
Como consecuencia del mayor atentado terrorista de la historia de España, se creó el Centro de Coordinación Antiterrorista y un plan para aumentar el control en el uso de explosivos.
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