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El crimen de Lloret empaña el nuevo modelo turístico del municipio

Es un incidente "aislado" que podría haber pasado en cualquier sitio, dice el alcalde

Lloret de Mar vuelve a protagonizar titulares de sucesos. El asesinato de la turista italiana Federica Squarise, de 23 años, mientras pasaba unas vacaciones en la localidad ha supuesto un fuerte revés para un municipio que intenta quitarse el sambenito del denominado turismo de borrachera. El caso ha revolucionado la opinión pública italiana mientras decenas de periodistas y enviados especiales mandaban crónicas incendiarias a sus medios en las que pintan Lloret como lugar inseguro y auténtico "antro de perdición".

Muchos vecinos están "indignados" y tratan de evitar que la imagen de Lloret salga mal parada. Una gran pancarta donde se puede leer que Lloret rechaza la violencia preside una de las principales calles, y el lugar donde apareció el cadáver de la chica se ha ido llenando de flores. "Ha sido un golpe muy duro, estamos muy tristes", comenta la dueña de una tienda de la avenida principal.

La noticia ha sorprendido a muchos italianos que pasan unos días en Lloret. Luca y Ugo, dos jóvenes romanos de vacaciones, lo tienen claro. "La noche es dura, la gente va muy pasada de copas y de drogas, y en la playa ves de todo", aseguran. Pero la vida sigue, han salido de fiesta cada día y piensan continuar. Otros creen que el ambiente es "igual" que en otros lugares donde se concentra mucha gente joven y que se ha exagerado. "Lo que ha pasado es brutal, pero aquí también hay cosas buenas, la gente viene a pasarlo bien", dice Riccarda Bucci, una estudiante milanesa que vuela con frecuencia a la Costa Brava.

Lo cierto es que el verano ha comenzado con mal pie en la localidad turística. A principios de mes, una muchacha holandesa de 17 años murió cuando intentaba saltar de una habitación a otra a través del balcón del hotel donde se hospedaba. La joven había ingerido mucho alcohol, según confirmaron sus amigos a la policía. Semanas antes, un turista alemán murió en las mismas circunstancias y otra joven quedó herida grave.

El alcalde, Xavier Crespo (CiU), ha lamentado el suceso y reconoce que no les ha hecho "ningún favor" en el aspecto turístico, aunque considera que es un incidente "aislado" que podría haber pasado en cualquier otro sitio. "Malas personas las hay en todas partes y no hay que olvidar la larga tradición de buen servicio de Lloret", concluye el edil, que asegura no recordar ningún caso parecido en el municipio.

Los integrantes del gremio de hostelería también están preocupados y piden "sentido común". "En todas las zonas turísticas ocurren cosas, es injusto que se criminalice a todo un pueblo y que se ponga en duda la seguridad de veranear aquí", lamenta un portavoz de la asociación Lloret Turisme.

En los últimos años, el Ayuntamiento ha apostado por el turismo familiar y cultural. En paralelo, ha prohibido abrir nuevos bares, ha limitado el horario de venta de bebidas alcohólicas y ha clausurado locales que no cumplían la normativa.

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