"Soy muy roja y muy católica"
Chonchiña Comesaña, la mujer que inspiró 'O lapis do carpinteiro'
En el centro de Tui, varios vecinos no aciertan con las señas de Ascensión Concheiro García. Las dudas se disipan al instante cuando se pregunta por Chonchiña Comesaña. "Ah, es la mujer del comunista. Vive en San Bartolomé, en una casa frente al cruceiro. Era comunista pero muy buena persona", aclara de inmediato el hombre que trae la pista sobre su paradero.
La historia de amor entre Ascensión Concheiro y el médico Francisco Comesaña, encarcelado durante siete años cuando estalló la Guerra Civil por militar en Juventudes Socialistas, inspiró a Manuel Rivas O lapis do carpinteiro. La novela fue llevada al cine por Antón Reixa, y Chonchiña también protagonizó con Isaac Díaz Pardo el documental Unha historia galega.
"Vivir con rencor es lo peor que le puede pasar a alguien"
Ella y su marido vivieron en el exilio hasta la muerte de Franco
En casa de Chonchiña es mañana de fiesta. María Ángeles, la segunda hija nacida en México, durante un exilio que duró 32 años, hasta que murió el dictador Franco, acaba de llegar para pasar un mes. Su otro hijo vive en Madrid y es violinista.
"Pero qué guapa estás, mi Chonchiña", la lisonjea María Ángeles. Choncha tiene 95 años, una memoria prodigiosa y la vida rebosa en su mirada. "Y lo que me queda. La pena es que me falla algo el oído". "¿A qué se debe esta entrevista?", se interesa esta mujer en cuya memoria no se esconde ni una arena de rencor, "vivir con rencor es lo peor que te puede pasar. Cuando regresamos, en Tui nos hicieron una fiesta. Era el día de San Bartolomé y cuando la procesión pasó por delante se cayó la cabeza del Santo. Todo el mundo dijo: "Se bajó a saludar al comunista". "Mamá, se debe a que su historia es preciosa y a que conviene recordarla para que no vuelva a suceder", la anima María Ángeles.
"Yo tengo amigos curas", aclara Choncha como si hubiese dicho algo inoportuno, "mi madre rezaba muchísimo. Eran rojos y católicos y con todo lo que le pasó con los curas. Cuéntalo o lo hago yo". Choncha deja que María Ángeles continúe la exposición: "Cuando a papá le conmutaron la primera pena de muerte por la cadena perpetua, ella fue corriendo a la iglesia de Ordes para contárselo al cura y dar gracias a Dios". "De esto no se debe hablar, pero...". Choncha se decide a contarlo en primera persona. Atenúa la voz como el que acude a confesión: "Me respondió: 'Pues yo he rezado para que lo maten'. Me enfurecí muchísimo y le dije: 'Yo también recé y me escuchó más a mí que a usted".
"No te olvides de lo que le sucedió a papá". María Ángeles, arqueóloga y editora, canaliza la conversación: "Lo detuvieron el 26 de julio de 1936 y unos días después pasearon a un compañero médico que también estaba preso. Paco preguntó al cura cómo había muerto y le respondió: 'Como tenía que morir, como un cerdo'. Paco lo zarandeó de la rabia. Y tuvo que pedir el traslado a A Coruña porque el cura iba a por él. Pero hay gente buena y mala en todas partes". "Y ahora asiste a misa todos los domingos", bromea la hija. "En México sólo iba a los entierros, estaba muy enfadada", matiza la madre.
Chonchiña está radiante. Recuerda cómo le arrebataron de la mano a Francisco. Se dirigían a conocer a su suegra. Lo siguió por las cárceles de Santiago y A Coruña y lo persiguió hasta Valencia. Se ruboriza cuando narra que la complicidad de unos guardias civiles les permitió completar su amor cuatro años después de haberse casado por poderes. "Gente buena. Se jugaron la vida por nosotros. Nos dejaron pasar la noche en un hotel de Vigo. Al día siguiente lo llevaron al Lazareto de San Simón. Fue el día más triste de mi vida. Creí que no lo vería nunca más".
Después de siete años en el precipicio de la muerte y ayudado por las presiones del gobierno cubano, a este hijo de emigrantes se le conmutó la cadena perpetua por seis meses y un día. Tuvieron que exiliarse a Cuba y México. En 1975, Francisco pudo instalar la placa de médico en su casa de Tui: "Era su sueño, ejercer aquí". El "comunista pero muy buena persona" murió en 1995. Todo el mundo asistió a su entierro.
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