Irán tacha de "ilegítima" la presión contra su plan nuclear

De "ilegítima" tachó ayer el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, la pretensión internacional de que Irán renuncie al enriquecimiento de uranio. Esta primera declaración del presidente desde que su Gobierno respondiera el viernes al paquete de incentivos de las grandes potencias, parece confirmar la ausencia de cambios en la política nuclear de la República Islámica.

"Nos ofrecen mantener conversaciones a la vez que nos amenazan y dicen que debiéramos aceptar su exigencia ilegítima para que suspendamos [el enriquecimiento]", declaró Ahmadineyad en Kuala Lumpur, donde asiste a una cumbre del D-8, un foro de ocho países islámicos en vías de desarrollo. El presidente iraní insistió en que la comunidad internacional "quiere que abandonemos nuestro derecho a la tecnología nuclear", según informó la agencia Irna.

La suavización del tono de varios altos cargos iraníes en la última semana llevó a especular con la posibilidad de que Teherán estuviese sopesando flexibilizar su programa. Aunque el Gobierno iraní insiste en que su objetivo es obtener energía, la comunidad internacional teme que trate de lograr armas atómicas.

La UE, cauta

Por otra parte, Javier Solana manifestó ayer que la carta iraní de respuesta a la oferta internacional "es difícil y complicada y hay que analizarla bien". Sin dar información sobre su contenido, el siempre optimista coordinador de la política exterior de la UE optó por la cautela y evitó crear falsas expectativas, más allá de reiterar su voluntad de reunirse de nuevo "probablemente antes de fin de mes" con el negociador iraní. Con él habló el pasado viernes en una conversación que calificó de "constructiva en principio".

"No quiero crear impresiones completamente optimistas", subrayó en un alto de la reunión celebrada en París para hablar de la defensa europea y de las relaciones de Francia con la OTAN. El tira y afloja con Irán tiene ya años, y Solana apuntó que la hipotética apertura a la negociación "no será un diálogo sin fin".

Su oferta de mediados de junio a Teherán gira en torno a una nueva fórmula de aproximación, la llamada "congelación por congelación": Irán paraliza durante seis semanas su plan de poner en marcha nuevas centrifugadoras y la comunidad internacional paraliza sus contactos para aplicar nuevas sanciones.