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Barcelona reconoce el impulso de Maragall para su renovación

Hereu entrega al alcalde la Medalla de Oro de la Ciudad

Enric Company

Con un "te amo, Barcelona", agradeció ayer Pasqual Maragall la Medalla de Oro de la Ciudad que le entregó el alcalde, Jordi Hereu, en nombre del Ayuntamiento. La Medalla de Oro es la máxima distinción que otorga la ciudad. En este caso es un reconocimiento expreso, acordado por unanimidad, al impulso dado por el ex alcalde a la transformación urbana de Barcelona, que tuvo su punto culminante en los Juegos Olímpicos de 1992.

Inconformista como siempre, Maragall, convirtió el acto en una nueva ocasión para plantear la lista de grandes reivindicaciones que siguen pendientes para la capital de Cataluña: en primer lugar, la articulación del área metropolitana, pero también la conexión entre el puerto y el aeropuerto, la eurorregión, el enlace del corredor mediterráneo en alta velocidad ferroviaria e incluso la finalización del templo de la Sagrada Familia, "incluidos el túnel del AVE y el puente sobre la calle de Mallorca". Y también para recordar la que probablemente sea una de sus más profundas convicciones políticas, la que dio sentido a sus 15 años como alcalde y, después, como presidente de la Generalitat: "Cuando arreglas un barrio, están comenzando a arreglar el mundo". A todo ello le añadió un nuevo objetivo: la lucha contra el mal de Alzheimer.

La entrega de la Medalla reunió en el Ayuntamiento a una amplísima representación ciudadana y política, encabezada por el presidente de la Generalitat, José Montilla; el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; el obispo auxiliar Joan Carrera; la vocal del Consejo General del Poder Judicial Montserrat Comas d'Argemir; miembros del Gobierno catalán; del Consistorio barcelonés, y numerosos alcaldes de ciudades catalanas, y el de San Sebastián, Odón Elorza. También asistieron al acto los ex alcaldes Joan Clos y Enric Massó y numerosos ex concejales y colaboradores de Maragall durante su larga trayectoria pública. El ex alcalde que le precedió en el cargo, Narcís Serra, glosó la personalidad de Maragall, subrayando su enorme capacidad de generar propuestas y complicidades.

Serra recordó que ha sido compañero de militancia política de Maragall desde los años de estudiante, antes de la fundación del PSC, y, desde este conocimiento de su trayectoria destacó también: "siguiendo la distinción de su padre, Maragall no ha sido nunca un partidista fácil".

El acto de ayer fue, entre otras cosas, el primer gesto que acerca a Maragall a los dirigentes socialistas con mando en las instituciones catalanas después de que el ex presidente de la Generalitat abandonara el PSC, hace poco menos de un año.

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