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OPINIÓN
Columna
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PSOE desenfocado

Joaquín Estefanía

El Informe Económico del presidente de Gobierno es un muy buen documento técnico, bien elaborado; sus conclusiones para salir de la crisis económica van en buena dirección. Y sin embargo, a todo el mundo le han parecido insuficientes y desenfocadas, y corren el riesgo de ser descontadas en lo inmediato. Además, al ser el informe un instrumento disfuncional en un régimen no presidencialista como el español (en EE UU, el presidente lo presenta al Congreso), Zapatero tendrá que explicarlo y debatirlo en las Cortes, por la voluntad de la mayoría de la Cámara, unida en contra de los deseos de los socialistas.

El debate parlamentario sobre el Consejo Europeo de hace 10 días ha quedado diluido al saltar a la opinión pública la alarma social generada por la directiva de retorno de los inmigrantes (votada mayoritariamente en contra por los socialistas europeos en el Europarlamento, con la excepción de la mayoría de los diputados socialistas españoles, que la dieron el "sí" en unión del conjunto de la derecha), la directiva de los ministros de Trabajo sobre la jornada laboral de las 60 horas, o la ausencia de ideas consensuadas de los jefes de Gobierno de los Veintisiete para paliar una coyuntura económica caracterizada por la inflación y el estancamiento. Es paradójico que la desafección europeísta crezca en el seno de la izquierda, y no en la derecha euroescéptica. La capacidad de comunicación del Gobierno y del PSOE en torno a estos temas ha sido sinónimo de nulidad.

El Gobierno no ha construido un discurso económico para la crisis. Su capacidad de comunicación es nula

Nadie entiende la ayuda de los 400 euros, y sólo la defiende sin fisuras Zapatero. Los ministros, públicamente o en voz baja, se desentienden de la misma y evitan su paternidad. Poca gente habla del próximo congreso del PSOE y de sus contenidos, si no es para preguntarse si la resurrección de temas como la ley de plazos para el aborto, la autogenesia, el retorno del laicismo o los ataques a la flexiseguridad no son tigres de papel para cambiar el centro de gravedad del debate público y dejar al recién nacido centrismo del PP otra vez en la derecha. De esos pocos que hablan de ello, casi ninguno cree que del congreso salga una posición nítida sobre esas propuestas (o sobre la energía nuclear, o sobre el agua), sino más bien la disposición a abrir un etéreo debate.

Todos los asuntos citados, heterogéneos, muestran que lo que falla es el discurso; el Gobierno no ha reconstruido un discurso económico tras las elecciones y la emergencia acelerada de la crisis económica, y, por ende, tampoco un discurso político. Cuando sus responsables contestan en el Congreso a Soraya Sáenz de Santamaría o a la señora Cospedal, lo hacen en el mismo tono que antes utilizaban con Acebes y Zaplana, lo cual produce una disfunción, y el resultado es, una vez tras otra, antipático para el Ejecutivo.

El miércoles hay un pleno extraordinario en el Congreso para que Zapatero hable de la crisis económica. O encuentra para ese día el discurso perdido, o los socialistas aumentarán su incomunicación. -

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