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Las Bolsas sufren un nuevo revés por la reaparición de tensiones en la banca

El rebote del crudo y las posibles subidas de tipos alarman a los mercados

Las Bolsas suben y bajan. Con las cotizaciones históricas en la mano, a largo plazo suelen subir. Pero a quién le importa ese largo plazo con la crisis financiera y la burbuja del petróleo sacudiendo con fuerza los mercados, y con los temores de crisis económica e inflación dibujando un cuadro deprimente para la economía real.

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Pese a que los banqueros centrales y los Gobiernos de medio mundo se esfuerzan en pregonar que lo peor de la crisis ha pasado, el miedo se apoderó ayer de las Bolsas mundiales: los parqués europeos se dejaron entre un 2% y un 3%, y Wall Street cedió un 3,03%, con lo que alcanza el nivel más bajo en dos años, por un cóctel indigesto para los mercados, con el petróleo por las nubes, la banca internacional con problemas y un horizonte marcado por las más que probables subidas de tipos en Europa y EE UU.

Vuelve el desasosiego, si es que alguna vez se fue: el Ibex está en mínimos anuales -pierde un 20% en lo que va de 2008- y en los niveles más bajos desde septiembre de 2006. Y el Dow Jones estadounidense está también en mínimos de casi dos años.

El alud de malas noticias sepultó ayer cualquier atisbo de mejoría. El sector financiero desató la tormenta hace ya casi un año y así sigue: "Desde hace una semana han reaparecido las primas de riesgo en la banca y las necesidades financieras de algunas entidades no hacen más que confirmar que aún quedan muchos problemas por resolver", explicó Pablo Guijarro, de AFI. Barclays y Fortis -que ayer presentó un plan de urgencia con una ampliación de capital de 1.500 millones de euros para recuperar sus niveles de solvencia y sufrió un descalabro fenomenal, con una caída del 18,9% que arrastró a todo el sector en Europa- han sido los últimos en anunciar nuevas ampliaciones de capital, pero las dificultades más importantes siguen concentradas en EE UU. Merrill Lynch y Citigroup están de nuevo en la picota tras un informe demoledor de Goldman Sachs.

"Ningún indicador ha mejorado últimamente y eso hace pensar en revisiones a la baja de beneficios tanto en la banca como en las empresas no financieras", aseguró Guijarro.

La sobredosis de incertidumbre del sector bancario no es el único problema. Las Bolsas no resistieron ayer el enésimo embate del petróleo. Con el dólar de nuevo a la baja, el petróleo rebotó hasta los 140 dólares tras unas declaraciones del presidente de la OPEP, el argelino Chakib Khelil, que ve la cotización del crudo en 170 dólares por barril a la vuelta de la esquina. Antonio Villarroya, analista de Merrill Lynch en Londres, advirtió de que la crisis "está lejos de haberse acabado".

"Los balances de los bancos no mejoran, el petróleo se dispara y obliga a los bancos centrales a pensar seriamente en subidas de los tipos de interés para combatir la inflación, a pesar de las serias amenazas de desaceleración económica mundial. Es un círculo vicioso difícil de romper, que hace pensar en un segundo semestre de 2008 muy complicado. Porque parece claro que el tiempo no lo cura todo, a juzgar por cómo reaccionan los mercados", afirmó Villarroya.

La borrasca está activa en Estados Unidos. El informe de Goldman Sachs dejó ayer temblando las cotizaciones de Merrill Lynch y Citigroup, que arrastraron al resto de valores financieros y eclipsaron la revisión al alza del dato de crecimiento económico del primer trimestre en EE UU, que queda en el 1% y aleja los temores de recesión. En cambio, algunos de los sectores más representativos de la industria norteamericana muerden el polvo.

General Motors (GM) no está para celebraciones en el año de su centenario. El grupo automovilístico sufrió un fuerte castigo en Wall Street -de nuevo por el informe de Goldman Sachs-, hasta el punto de que sus acciones se pagan a 11,5 dólares, su nivel más bajo desde 1955. La preocupación por el futuro de GM es enorme. La competencia asiática ya no es lo único que pesa en sus cuentas. La crisis financiera y la desaceleración económica, agravada por el precio del crudo, castiga a los gigantes de Detroit -GM, Ford y Chrysler-, hasta el punto de que Standard & Poor's les puso bajo vigilancia "con implicaciones negativas". El fantasma de las bancarrotas en grandes corporaciones, según los expertos, vuelve a sobrevolar Wall Street.

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