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Reportaje:

La marea marca el horario expositivo

José Pablo Arriaga instala en la isla de Garraitz una muestra de esculturas inspirada en un viaje por África

La exposición Therese..., que reúne 14 esculturas de madera de Juan Pablo Arriaga (Markina, 1969), sólo podrá ser visitada tres horas cada día. Su horario depende de las mareas: para llegar caminando por la playa de Lekeitio hasta la isla de Garraitz hay que elegir el momento de la bajamar. Y debe ser a la luz del día, porque no cuenta con iluminación artificial. Alrededor del perímetro de la isla, sobre las rocas, a la sombra de los pinos y en la misma playa, Arriaga ha colocado sus 14 piezas, cada una de ellas vinculada a uno de los países que visitó en un viaje alrededor del continente africano hace cuatro años.

Una escultura de Arriaga colocada en el muelle del puerto de Lekeitio completa la colección que se muestra en la isla. Euskal Herria (2006), como todas las obras de la exposición, está realizada en madera de iroko, una especie de origen africano, tratada con cera y fuego para hacerla más resistente a la intemperie. Formada por dos piezas enfrentadas, marca el lugar desde el que el 31 de julio de 2004 el escultor partió en el velero Markina, de siete metros y medio de eslora, rumbo a África. Su objetivo era circunnavegar el continente y entrar en contacto con la vida de sus gentes. Frente a Dakar (Senegal) naufragó, pero no abandonó el proyecto. Siguió viajando por tierra a través de 15 países hasta alcanzar el cabo de Buena Esperanza. Al final del periplo, Arriaga se consideraba un africano más.

'Therese ...' está integrada por 15 obras talladas en madera de iroko

"Euskal Herria es como un saludo, un aurresku, que anima a acercarse a la isla para ver el resto con el corazón abierto", explicaba ayer en el muelle del puerto de Lekeitio. Desde allí apenas se distinguen las esculturas que se recortan en el perfil de la isla. Cada una de ellas lleva el nombre de uno de los países africanos que visitó en su viaje de 2004: Mauritania, Senegal, Mali, Burkina Faso, Benin, Nigeria, Camerún, Chad, República Centroafricana, República del Congo, República Democrática del Congo, Zambia, Namibia y Sudáfrica.

Arriaga cree que la isla habla de África y de la igualdad entre los seres humanos que él descubrió allí. En cada escultura late la memoria de sus vivencias en los países africanos, y en el nombre de Therese... que da título a la muestra rinde homenaje a una niña de tres años que conoció cuando navegaba a lo largo de 800 kilómetros por el río Congo. La travesía duraba un mes. Al término estaba el hospital donde la niña tenía que ser tratada de la enfermedad que padecía, pero no aguantó. Una semana antes de llegar, falleció.

Las esculturas permanecerán en la isla de Garraitz hasta finales del próximo mes de octubre. La madera de iroko, ennegrecida por el fuego, garantiza que soportarán la vida al aire libre, aunque el paso del tiempo irá dejando su huella en la superficie. El alcalde de Lekeitio, José María Cazalis, pidió ayer precaución a los visitantes para evitar accidentes en las rocas y atención a la tabla de mareas antes de comenzar la visita. Arriaga quiere que quien se acerque a la isla busque el equilibrio entre las personas y la Naturaleza, como él hizo en África. "La madera es la conexión con la tierra y la isla es África", decía ayer mientras tocaba con devoción la superficie de una de sus obras.

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