¿Vuelta a los aranceles?
Aumenta el riesgo de un regreso al proteccionismo como respuesta a la debilidad económica
Desde la última gran crisis no sólo han nacido nuevos negocios; también han surgido instituciones que encaran su primera tormenta económica seria. En este último grupo se encuentran el euro, la nueva política de divisas de los países emergentes tras la debacle de 1997 y la independencia de los bancos centrales con el control de la inflación como bandera. El otro desarrollo importante, aunque no del todo nuevo, ha sido la liberalización del comercio mundial con el colofón del ingreso de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La debilidad económica ha devuelto al primer plano una palabra que parecía desterrada: proteccionismo. "El aumento del nivel de comercio entre países y la apertura global para los trabajadores han facilitado un mayor ritmo de crecimiento. Si la economía se debilita existe un riesgo real de que el proteccionismo se convierta en un arma cada vez más popular, cercenando uno de los motores que ha sustentando el largo periodo de crecimiento y de baja inflación", advierten los analistas de Citigroup.
El alza del precio de los alimentos impulsa nuevas barreras comerciales
Un ejemplo sintomático del nuevo clima conservador en torno al comercio lo ha ofrecido recientemente Corea del Sur. Miles de ciudadanos del país asiático se echaron a las calles para protestar contra las importaciones de carne procedente de Estados Unidos. "La liberalización del comercio ha sufrido un chirriante parón", señaló a Bloomberg Fred Bergsten, director del Instituto para la Economía Internacional con sede en Washington. "Llevará años en restablecer los fundamentos del libre comercio".
Los expertos identifican una serie de motivos para explicar la vuelta a posiciones proteccionistas. Entre estas razones se encuentran la defensa de la seguridad nacional, la preocupación por el abastecimiento de alimentos tras el gran repunte de los precios en los productos básicos y el deseo de proteger los trabajos locales y el medioambiente.
La Unión Europea ha manifestado esta semana su inquietud por el "renacimiento del sentimiento proteccionista" después de que Estados Unidos aprobara un nuevo paquete de ayudas para el sector agrario valorado en 289.000 millones de dolares.
Aunque el partido Republicano se ha asociado tradicionalmente en Estados Unidos con posturas menos favorables al libre comercio, los demócratas van por la misma senda. Tras lograr mayoría en el Congreso, el partido Demócrata ha congelado la firma de un acuerdo comercial con Colombia. Además, su candidato a la Casa Blanca, Barack Obama ha dicho que si sale elegido propondrá una revisión del Tratado de Libre Comercio con Canadá y México (Nafta) para incluir nuevas exigencias laborales y medioambientales.
Pero Obama no es el único que quiere retocar el acuerdo. También los agricultores mexicanos, quienes desde principios de año vienen convocando protestas. En su opinión el libre comercio con los vecinos del norte no les protege de las importaciones más baratas de azúcar, judías, maíz y leche procedentes de Estados Unidos.
El recelo al comercio ha calado incluso entre los países en vías de desarrollo. El encarecimiento de los alimentos les ha llevado a erigir nuevas barreras a las exportaciones para asegurarse un suministro adecuado en su propio mercado. India, el segundo mayor productor mundial de trigo y arroz, ha decidido cortar la venta de grano. Asimismo, Egipto, Vietnam e Indonesia han prohibido las exportaciones de ciertos productos, mientras que el Gobierno filipino ha proclamado que desea lograr al autoabastecimiento alimentario en 2010.
Política o economía
El libre comercio no será el único modelo que se ponga a prueba con la crisis. Los expertos creen que también sufrirán presiones los bancos centrales para mantener su independencia con respecto a los intereses políticos.
Los analistas de Citigroup recuerdan que durante los años ochenta del pasado siglo la política monetaria en la mayor parte del mundo aún estaba controlada por los Gobiernos y que las decisiones sobre los tipos de interés se tomaban con un horizonte temporal a corto plazo, basándose más en razones políticas que económicas. La independencia de la Reserva Federal y del Bundesbank alemán, primero, y del Banco de Inglaterra, después, junto con el reconocimiento expreso del supervisor en Nueva Zelanda de combatir el alza de los precios como principal misión, cambiaron la forma en la que se debía adoptar la política monetaria.
"La cuestión ahora es cómo se comportará esa independencia con la crisis económica. Los datos de inflación sugieren mayores tipos de interés. Sin embargo, las cifras de crecimiento y empleo apuntan en sentido contrario. La batalla entre política y economía puede volver", explican desde Citigroup.
Otro punto que se pondrá a prueba, según el banco de inversión, es el proyecto europeo. Estos expertos señalan que los 10 años en los que lleva en funcionamiento el euro han estado marcados por un débil comportamiento en aquellos países con mayor peso, especialmente Alemania, Francia e Italia. Esta situación que se ha combatido con rebajas de tipos, una decisión que ha servido de caldo de cultivo para el boom inmobiliario en los países de la periferia (Irlanda y España). En la actualidad, la situación se ha dado la vuelta. Es el centro donde se crece más rápido, por lo que los tipos podrían subir más para mantener a raya los precios. "El BCE es heredero de las políticas del banco central alemán, cuya razón de ser era la protección del valor del marco".
Según Citigroup, los problemas para la UE se producen cuando la periferia crece menos que el centro puesto que la política monetaria no casa con sus necesidades. "¿Se sentirán los países de la periferia alienados por Bruselas?". "¿Se frenará la entrada de nuevos socios al proyecto europeo?", se cuestionan los analistas. -
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