"Las aves muestran lo fácil que es morir"
Jo Nesbo nunca le preguntó a su padre qué hizo en la guerra. Fue su padre el que, tras esperar a que cumpliera quince años, le reveló su participación en la II Guerra Mundial como voluntario en las Waffen SS, en el frente del Este. "Fue un mazazo", recuerda el escritor y músico noruego (Oslo, 1960), líder y cantante de la famosa banda de rock Di Derre. Desde luego, todos acabamos bajando del pedestal a nuestro progenitor, pero de eso a enterarte de que era de las SS "Fue muy difícil digerirlo", admite Nesbo —ojos azules, delgado, mal afeitado—, en esta mañana tranquila de un día festivo en Barcelona, donde el autor se encuentra para presentar su estupenda novela Petirrojo (RBA, Proa en catalán). "Cuando uno ha crecido considerando a esa gente como encarnación de la maldad y resulta que tu padre fue uno de ellos Él no trató en ningún momento de ocultarme su responsabilidad. 'Pagué mi culpa con tres años de cárcel, como todos los que estuvimos allí', me dijo. Le parecía justo pagar, aunque en realidad no fue más que un soldado sin rango, un joven que creía luchar contra los rusos por Noruega; era de los que pensaban que se trataba de elegir entre Hitler o Stalin. En cambio, la familia de mi madre estuvo en la Resistencia".
Nesbo mira hacia la ventana del bar de su hotel, el día es de un gris escandinavo y en el hilo musical suena la voz de Björk. En Petirrojo, una novela apasionante que hunde sus raíces en la historia, con grandes dosis de acción e intriga pero también con una extraordinaria dimensión moral, Jo Nesbo ha utilizado la experiencia de su padre al relatar las vivencias de un grupo de noruegos que combatieron en el bando de los nazis, en las SS. La trama se desarrolla alternativamente entre la actualidad y la época de la II Guerra Mundial, con un detective de la policía de Oslo, Harry Hole, cuyo camino se entrecruza con el de un misterioso asesino, veterano de la guerra en Rusia. Los cambios de escenario nos llevan al asedio de Leningrado en el invierno de 1942, donde combate la Den Norske Legion, un equivalente de nuestra División Azul en noruego —también lucharon en la bolsa del Voljov— y con uniforme de las SS. En ese terrible teatro se pone en marcha el perverso mecanismo que producirá el criminal de Petirrojo. El padre de Nesbo estuvo ahí, en Leningrado. "Todo lo que cuento, la limpieza de los sesos del amigo en la ametralladora, la granada que resbala sobre el hielo, son historias de mi padre". Esos episodios están narrados con una asombrosa verosimilitud. Hay detalles, como el enervante sonido que produce el viento helado de Rusia al pasar por debajo del canto delantero del casco de acero, que sólo pueden proceder de la experiencia de primera mano. Nesbo insiste en que incluso algún dato extraño, la presencia de ¡australianos! en las Waffen SS, es auténtico, y es cierto que parece que un puñado de SS británicos y miembros de la Commonwealth del Britisches Freikorps lucharon codo a codo con los noruegos del regimiento Nordland adscritos a la 11ª división de las SS. En fin, toda esta historia de su padre y las SS ha marcado mucho al escritor. "Me forzó a reconsiderar quién era mi padre y a darme cuenta de lo cambiante que puede ser nuestra opinión sobre los demás. Probablemente antes era más intransigente. También he visto que la tranquilizadora idea de que sólo los alemanes eran nazis es falsa, como lo es la de que Noruega fue un pequeño país valeroso y todos los noruegos patriotas de la Resistencia al estilo de los héroes de Telemark. Para Himmler éramos su país favorito. En Oslo incluso hubo un centro de higiene racial y no se puede olvidar que el gran paradigma de traidor y colaboracionista, Vidkun Quisling, era noruego". Uno de los trasfondos de la novela es precisamente la memoria histórica noruega. "La reconciliación se ha hecho de manera muy eficaz. El truco fue no ser excesivamente severo excepto en los casos más graves. El país era muy pobre y lo prioritario era salir adelante. De todas formas, el tema sigue siendo delicado, hay mucha vergüenza".
Petirrojo es la tercera novela de Nesbo del inspector Harry Hole y la primera de la que se ha dado en llamar Trilogía de Oslo, alabada por la crítica internacional. El autor cree que es la más adecuada para presentar su detective al público español. Pero ¿quién es Harry? —aparte de parecerse mucho físicamente a su creador—. "Es una mezcla de detective tradicional con otros elementos. Comparte el mal de vivre del antihéroe tradicional de la novela negra estadounidense. He tomado mucho del cliché del género muy gustosamente porque eso permite una complicidad inmediata con el lector, hace más fácil la comunicación". No obstante, Harry es también un detective muy nórdico. "Bueno, existe un estereotipo de escandinavo depresivo y solitario, y algo hay. La enfermedad de Harry es el alcoholismo, es su talón de Aquiles —no hay héroe sin debilidad—, pero un alcoholismo de verdad, real, sombrío, no el de las novelas americanas".
¿Qué aporta su detective noruego al grupo de investigadores escandinavos que capitanea el sueco Kurt Wallander de Henning Mankell? "Bueno, lo interesante es que se mueve por Oslo, una auténtica Gotham City. Ya no es la idílica ciudad de los cincuenta, ahora hay muchísimos problemas con las drogas duras, muertes por sobredosis, violencia Todo el país ha cambiado a peor, incluso tenemos robos tipo Heat, con armas automáticas, en un pueblecito como Stavanger".
De su curiosa dicotomía novelista/cantante, Nesbo dice con sorna: "Los rockeros escandinavos tendemos al pluriempleo". Luego recalca que incluso como músico es "un contador de historias". Ahora, la música ha pasado a segundo plano y Nesbo se concentra en su carrera literaria: está escribiendo la octava novela de Harry Hole. El título de la primera que aparece en España, Petirrojo, hace referencia al apodo del asesino y a su maestría para degollar con la bayoneta —en noruego petirrojo es rodstrupe, "cuello rojo"—. Pero en la novela aparecen petirrojos de verdad y muchos otros pájaros, un carbonero que adopta Harry, un herrerillo, un acentor, una lavandera "La muerte es fácil entre los pájaros, son seres delicados, representan lo fácil que es morir", señala Nesbo mirando muy fijamente con sus profundos ojos azules. "Significan en la novela la vulnerabilidad, la idea de la fragilidad de la vida. ¿Sabe que el 60% de los pájaros de Noruega mueren durante el invierno?".
Jo Nesbo. Petirrojo. Traducción de Carmen Montes. RBA. Barcelona, 2008. 544 páginas. 21 euros. El pit-roig. Traducción de Laia Font. Proa. Barcelona, 2008. 552 páginas. 18 euros.
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