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El ayuntamiento coruñes derriba las cuatro primeras chabolas en Penamoa

Las máquinas no se adentrarán en el poblado mientras siga habitado

Con el derribo de cuatro chabolas deshabitadas comenzó ayer, de forma casi simbólica, la lenta eliminación del mayor poblado de Galicia, Penamoa, donde a las puertas de A Coruña viven en condiciones infrahumanas medio millar de personas. Ante la expectante mirada de chabolistas, periodistas y agentes de las policías nacional y local, una pala excavadora trabajó durante media mañana en tirar y recoger los escombros de unos endebles recintos fabricados con maderas, cartones y plásticos.

Fueron tareas de limpieza y desbroce "meramente técnicas", dice el Consistorio

No se produjo ningún incidente, ni tampoco el desalojo de las familias que siguen residiendo en un asentamiento, creado hace más de 20 años por el ayuntamiento y ahora de obligada erradicación para construir una importante vía de circunvalación de la comarca coruñesa, la Tercera Ronda.

Las obras del tramo que atravesará Penamoa, en las inmediaciones del parque de Bens, ya acumulan varios meses de retraso y ayer, sólo se dio un paso en las tareas "meramente técnicas", según el ayuntamiento, de limpieza y desbroce del terreno. Las máquinas no seguirán adentrándose en el poblado mientras siga habitado. El desalojo de los residentes en las 99 chabolas censadas promete alargarse aún meses. Algunos ya recibieron la orden municipal de marcharse del lugar, muchos otros siguen sin tener ni idea de su destino.

"Mucha palabrería pero hechos aún ninguno", se lamentaba ayer Juan mientras observaba como la pala derribaba, a unos pasos de su chabola, una especie de destartalado trastero de cartón-piedra. Preocupado por la asociación de gitano con delincuente y por que "paguen justos por pecadores", Juan destaca que ni él ni la mayoría de sus convecinos saben qué va a ser de ellos. Desalojo de familias, "ninguno" de momento, advierte un portavoz de la corporación municipal. Lo corrobora uno de los portavoces de Penamoa, Ramón Borja, quien subraya la plena colaboración con los responsables de los servicios sociales municipales en los planes trazados para desalojar el asentamiento.

Lo único seguro, hasta ahora, es que ocho familias serán en breve realojadas en pisos de la ciudad por considerarse que están "preparadas" para su inmediata reintegración. Así lo aprobó, por unanimidad la Comisión de Integración que integran Xunta, ayuntamiento, expertos, comunidad gitana y vecinos de barrios de A Coruña que armaron guerra preventiva por temor a ser el destino de un hipotético -y jamás confirmado- realojo masivo de chabolistas de Penamoa, uno de los mayores supermercados de la droga del noroeste peninsular.

Además de estas ocho familias, que cuentan con ingresos económicos estables y tienen escolarizados a sus hijos, los residentes en una veintena de chabolas se apuntaron al plan de integración que diseñó el Ayuntamiento. El proyecto implica para estos chabolistas seguir cursos de formación laboral y también de hábitos de convivencia en un entorno urbano. Aprenderán a tener un cuidado adecuado de la familia, adquirirán habilidades de limpieza y mantenimiento del hogar y, por otra parte, realizarán actividades de búsqueda de empleo. Las clases se impartirán en dos módulos prefabricados que costaron 200.000 euros al ayuntamiento de A Coruña. Esta especie de centro social de unos 90 metros cuadrados fue diseñado por el arquitecto sevillano Santiago Cirujeda y no estará listo hasta agosto. Nada se sabe del destino de los demás residentes de Penamoa.

Ayer, tras terminar el derribo de recintos deshabitados, la pala excavadora se retiró. Y en el nauseabundo asentamiento volvieron a oírse ruidos cotidianos, el volumen a todo trapo de los televisores, los niños en us juegos y madres cocinando.

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