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Desde el Pacífico
Columna
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El futuro que imagina Intel en movilidad y salud

INTEL QUIERE que usemos más microprocesadores y, por si nos faltara imaginación, encarga a sus laboratorio inventar el futuro. No quiere decir que mañana será lo que nos digan pero, cuando muestran sus proyectos como lo hicieron el 11 de junio en el Computer History Museum, cerca de San Francisco, vale la pena echarle un vistazo a lo que nos proponen, particularmente en dos áreas tan esenciales como la movilidad y la salud.

"Hoy la movilidad es definida más por la capacidad de los aparatos que por lo que quisiéramos que hagan", afirma Kevin Khan, director del laboratorio de comunicación Intel. "Queremos que sean más poderosos, más personales y más conscientes de lo que los rodea".

Se trata de concebir máquinas "intuitivas y conscientes del contexto gracias a múltiples sensores". Eso es la computación esencial.
Un teléfono celular tiene que ser capaz de darse cuenta del contexto en el cual se encuentra y anticipar las reacciones de quien lo emplea.

Un teléfono celular tiene que ser capaz de darse cuenta del contexto en el cual se encuentra. Una cámara, por ejemplo debería poder entender que monumento está fotografiando y sacar automáticamente información sobre dicho monumento.

Lester Memmott, uno de los ingenieros presentes, me explicó que "el contexto no se limita al lugar. Mi teléfono puede saber que estoy en un concierto gracias al calendario y ponerse en modo vibración. Dotado de un acelerómetro, puede detectar también si estoy caminando o sentado".

Para integrar todo esto está desarrollando un context engine, un motor que agrega todos los datos relativos al contexto, los analiza y permite que diferentes aplicaciones tengan acceso al resultado. Con esto dice Memmott, "si está en cierta parte de la ciudad en una cita a las 11h, con otra cita en un barrio lejano a las 12h, si surge un accidente en la carretera o si hay mucho tráfico, le puede avisar que tiene que salir ya o llamar a la persona que lo espera para decirle que va a llegar algo tarde".

El context engine podría estar listo relativamente pronto. La dificultad, según Khan, reside en hacer converger todas las tecnologías implicadas (los aparatos) y, sobre todo en conseguir la cooperación de las distintas industrias implicadas y la adopción de los estándares.

Otro campo de mucha atención es la salud. "No tenemos los recursos para seguir soportando el sistema hospitalario como funciona hoy", explica Eric Dishman, un sociólogo responsable de la innovación en el campo de la salud. "Sobre todo si consideramos que el número de personas mayores de 60 años va a triplicar en los próximos años". En vez de atenderlos en el hospital, la respuesta consiste en monitorizarlos en su casa gracias a instrumentos capaces de enviar datos a los médicos.

La atención puede ser hasta mejor explica Bill DeLeeuw. En el caso de la enfermedad de Parkinson, por ejemplo: "En vez de hacer tests cada seis meses para modificar la dosis de medicamentos, el aparato que hemos desarrollado permite hacerlos cada semana y mandarlos directamente al médico".

El aparato existe y ha sido instalado en casa de un grupo piloto de 50 pacientes voluntarios. Lo pueden instalar solos y es muy discreto "porque la mayoría de las personas no quiere llamar la atención sobre el hecho que está enferma". Los datos son bajados a una clave USB que se puede luego conectar a una computadora, o llevar al médico.

Esos ejemplos son apenas elementos de una visión más ambiciosa que se llama "computación esencial". Se trata de concebir máquinas "intuitivas y conscientes del contexto gracias a múltiples sensores. Constituirán una clase totalmente nueva de aparatos más allá de los PC y de los móviles", explica Andrew Chien, director de investigación. Para él, "pasamos mucho tiempo riendo, aprendiendo, tocando o moviéndonos" y quiere hacer computadoras capaces de percibir la física de las cosas gracias a datos cogidos por biosensores, de "enriquecer todos los aspectos de la vida cotidiana", de ayudarnos "con el 90% de éxito durante el 90% del día".

Además de ser inteligentes, serán capaces de sentir y de comunicar. El reto consiste en "transformar esta capacidad de comprensión en reacciones en tiempo real".

No todas esas fascinantes visiones se volverán realidad, o no lo harán tan pronto como quisieran los ingenieros. En la era de la web, start-ups y usuarios cuentan más que los laboratorios de las grandes empresas.

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