_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ellas

Rosa Montero

Verán, a mí me parece que decir miembra es una estupidez y que nombrar a una mujer muy embarazada ministra de Defensa no es una medida feminista. Lo primero, porque la lengua es una sustancia viva que no se puede cambiar a voluntad sin haber cambiado antes el mundo real; la lengua es como la piel de la sociedad y sigue con estrechísima adherencia todas las mudanzas del cuerpo que cubre, así engorde o adelgace: por ejemplo, se está perdiendo la palabra solterona de manera natural, porque se está quedando vacía socialmente. En cuanto a lo segundo, ver a una mujer con un barrigón avanzadísimo teniendo que ir a Afganistán es el colmo de la superwoman, es decir, de esa exigencia machista que obliga a las mujeres a ser diosas y cortesanas y amas de casa y empleadas del mes y madres perfectas, o sea, que las obliga a ser absolutamente todo para poder aspirar a un lugar social mediano que cualquier señor ocupa con la gorra; como me comentaba un día Elvira Lindo, que es madre y sabe de eso, sería más útil reconocer el derecho que las mujeres tienen a una panza y un parto tranquilos, sin que ello les rompa la vida y la carrera.

Pero por otra parte me parece que las críticas que reciben las mujeres ministras no tienen el mismo nivel que las que reciben sus colegas varones. No sólo por la importancia desmesurada que se le da a su aspecto, todo ese parloteo sobre si son guapas o feas que no suele escucharse sobre los hombres, sino por el tono paternalista y socarrón de burla fácil. Sí, claro que hay ministras metepatas, pero también hay hombres. De hecho, las necedades que sueltan los políticos varones son infinitas y normalmente no se les presta semejante atención. La verdadera igualdad, siempre lo dije, llegará cuando las mujeres podamos ser tan tontas como los hombres sin que resultemos más llamativas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_