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Reportaje:

A cuestas con los planes

El presidente lanza propuestas para paliar la inactividad y sortear la falta de dinero

La fórmula no es nueva, pero la coyuntura sí. Si en la anterior legislatura el Consell que preside Francisco Camps puso en marcha más de 50 planes para acallar las críticas de inactividad achacables al enfrentamiento interno en el seno del PP con Eduardo Zaplana y sus seguidores. En esta, Camps ha decidido lanzar una nueva ofensiva e iniciar un ciclo de presentación de nuevos planes gubernamentales para intentar paliar la inactividad del primer año de gobierno -condicionado por la campaña electoral de las generales- y sortear las graves dificultades presupuestarias que atraviesa la Generalitat.

Desde el pasado mes de mayo, el jefe del Consell ha presentado un Plan de Innovación de las Sedes Judiciales, los II Planes Sectoriales de Competitividad 2008-2011, la Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana, el Plan director 2008-2013 para el sector ganadero y el Plan de Acción Territorial de Protección de la Huerta de Valencia. Además, el propio Camps ha anunciado un plan para impulsar la economía, integrado por siete programas distintos -entre los que figuran algunos de los citados anteriormente que han contado con una presentación particular- para las anualidades 2008 y 2009, dotado con 1.400 millones de euros.

El resultado de las iniciativas de la anterior legislatura es difícil de evaluar

Los planes presentados se pueden dividir en tres tipos diferentes. Los que carecen de financiación específica, como el la Estrategia Territorial o la Protección de la Huerta de Valencia, que reabren debates inconclusos desde hace décadas. Estos debates, planteados en abierto, se apoyan en exposiciones de paneles que se mostrarán en distintas ciudades de manera itinerante y proponen un proceso de participación dilatado en el tiempo y publicitado en los medios de comunicación, que permite acercar a la ciudadanía la idea de que el Consell está en marcha.

Luego están los planes que han arrancado con la colaboración del sector privado y que aplazan el pago del coste principal de la inversión hasta la próxima legislatura. Ese es el caso del plan para construir nuevos juzgados en la Comunidad Valenciana mediante el sistema de llave en mano. Una fórmula que sólo obliga a la Generalitat a pagar los intereses del crédito solicitado por la empresa adjudicataria de la obra, que cobra el coste íntegro de la misma en el momento de entregar el encargo.

La tercera clase de planes es la que recupera las cantidades ya presupuestadas en las cuentas de la Generalitat para este año y que pretende reforzar la dotación económica de determinadas políticas, bien mediante modificaciones presupuestarias, bien mediante el recurso al endeudamiento. Este es el caso de los planes sectoriales de competitividad (dotados con 30 millones este año) o los destinados al sector ganadero (para el que se prevé invertir 40 millones en seis años).

Además de los planes presentados por el propio presidente de la Generalitat, que ha asumido el protagonismo de las iniciativas que elabora el Consell, el repertorio se completa con iniciativas singulares como la del consejero de Inmigración, Rafael Blasco, que presentó el pasado 9 de junio un nuevo Plan de Inmigración y Convivencia 2008-2011, con un presupuesto de 6.420 millones de euros. Una cifra tan espectacular que supondría invertir en cuatro años en inmigración más de lo que invierte toda la Generalitat en su conjunto durante dos años en todas las áreas.

En las próximas semanas, la Generalitat seguirá presentando nuevos planes, sin que el Consell haya dado cuenta detallada -más allá de la información que está obligada a dar a los órganos de fiscalización correspondiente- de la mayoría de los 50 planes que se pusieron en marcha en la anterior legislatura.

Las claves del ajuste presupuestario

Francisco Camps, como Zapatero, también intenta amortiguar los efectos de la crisis económica ["situación de ralentización económica", la denomina el acuerdo del Consell que recorta la inversión] sobre su gestión. A continuación se detallan algunas de las claves que lastran el presupuesto de la Generalitat de este año.

- b>Menos ingresos. Los ingresos previstos de 2.126 millones de euros por el impuesto de patrimonio y actos jurídicos documentados (fundamentalmente los impuestos ligados a las transacciones del mercado inmobiliario) han bajado con el parón de la construcción. Sin embargo, lo que alarma a la Generalitat, que ya había previsto la desaceleración en la venta de pisos, es la caída del consumo. La parte del IVA cedido por el Estado es un tercio de la recaudación, que va camino de sufrir un desplome anual superior al 10%. Otro de los ingresos significativos, la matriculación de vehículos, también es mayor de la esperada.

- Deuda desmesurada. Gerardo Camps siempre ha dicho que la deuda le ocupa, pero no le preocupa. Ahora, el Consell se queja de que el Ministerio de Economía no le autoriza a endeudarse más y eso sí que le preocupa a la Generalitt. La deuda actual asciende a más de 13.000 millones de euros, la mayor por habitante de todas las autonomías. Mientras, Camps busca soluciones imaginativas y resquicios legales para conseguir nuevos créditos. Simultáneamente, el Consell ha iniciado un plan para refinanciar a largo plazo deudas millonarias y sanear empresas públicas como RTVV.

- Presión asistencial. Independientemente de los problemas de gestión, la Generalitat se enfrenta a una presión asistencial creciente en los servicios educativos, sanitarios y de bienestar social. El sistema de financiación autonómico actual, que impulsó y aprobó el PP, no reconoce el aumento de población producido por el fenómeno migratorio.

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