El Magreb da la espalda a Sarkozy
Gaddafi arremete contra la Unión Mediterránea ante cinco líderes árabes
Los diplomáticos franceses se consuelan destacando las ausencias y resaltando que los asistentes fueron incapaces de ponerse de acuerdo sobre un comunicado común, pero aun así la minicumbre del martes en Trípoli, en torno al mandatario libio Muammar el Gaddafi supuso un serio revés para la Unión Mediterránea.
"Puso de manifiesto las reticencias ante este plan de inspiración francesa", afirma Haizam Amirah Fernández, investigador del Real Instituto Elcano. El jefe de Estado francés, Nicolas Sarkozy, lanzará su proyecto el 13 de julio en París, nada más empezar la presidencia francesa de la Unión Europea.
Algo recortada por la canciller alemana Angela Merkel, la Unión Mediterránea de Sarkozy consiste ahora en reactivar la Conferencia Euromediterránea de Barcelona en torno a cinco objetivos que abarcarán desde la lucha contra la contaminación hasta el desarrollo de la energía solar.
El rey Mohamed VI y el presidente de Argelia no acudirán a la cita de París
Gaddafi está en contra y anteayer logró reunir en Trípoli a los presidentes de Siria, Argelia, Túnez y Mauritania y al primer ministro de Marruecos. De los países árabes invitados a París le fallaron Egipto, Jordania, Líbano y la Autoridad Palestina muy dependiente de la ayuda europea.
"Si Europa quiere cooperar con nosotros que lo haga con la Liga Árabe o con la Unión Africana (...) porque no aceptamos que Europa trate sólo con un grupo de países" por ella elegido, afirmó Gaddafi en el discurso inaugural de su minicumbre. A diferencia de otras muchas, su intervención estructurada no estuvo salpicada de invectivas.
A continuación, los huéspedes de Gaddafi se reunieron a puerta cerrada y se separaron sin aprobar un comunicado común. "Aun así la reunión fue un aviso para Francia y Europa de que el diseño y el desarrollo de su planteamiento no gusta", asegura Amirah Fernández.
El ministro de Exteriores tunecino, Abdelwahed Abdalá, intentó ayer atenuar el impacto de la cita de Trípoli reiterando el respaldo de su país al proyecto de Sarkozy. Rabat también lo hizo, a principios de semana, por boca de una secretaria de Estado.
El rey Mohamed VI no acudirá, sin embargo, según fuentes diplomáticas marroquíes, a la convocatoria de París, donde será sustituido por su hermano Moulay Rachid. Tampoco lo hará el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, según varios medios de su país empezando por el electrónico Tout sur l'Algérie.
La presencia en París del primer ministro israelí, Ehud Olmert, es para argelinos, libios e incluso sirios un argumento de peso a la hora de negarse a acudir a la cita. "¿Se trata de una astucia para imponer el Estado hebreo a los árabes que carecen de relaciones con Israel?", se preguntaba ayer el diario argelino L'Expression.
"Pero cada país invitado tiene también sus razones particulares", señala Amirah Fernández. "Libia quiere presentarse como el defensor de la unidad árabe; Argelia se muestra suspicaz ante una iniciativa de la antigua potencia colonial; Marruecos teme que su relación bilateral privilegiada con Bruselas resulte perjudicada, etcétera".
"Sería paradójico que el Magreb dividido se una, por una vez, para marcar distancias con una oferta europea", concluye el investigador de Elcano.
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