_
_
_
_
_
Segundo día del paro de transportistas

La gasolina viaja con guardaespaldas

La Guardia Civil impide que un grupo de piquetes obstaculice a los camiones cisterna que llevan el carburante a las estaciones de servicio

Jesús Sérvulo González

Una veintena de piquetes charlaba ayer en el cruce entre Torrejón de Ardoz y la carretera de Loeches (M-206). Iban ataviados con chalecos reflectantes y, custodiados por la Guardía Civil, parecían niños castigados durante el recreo. El grupo pretendía evitar que los camiones cisterna de las compañías petroleras recargaran combustible para que los surtidores de las gasolineras de la región sigan dando de beber a los vehículos.

Más información
Segundo día de infierno
La Policía detiene a 34 camioneros y retira sus camiones de la A-1

A menos de un kilómetro del cruce se yerguen los depósitos de carburantes de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH). "Nos encargamos del almacenamiento y del transporte por oleoducto del combustible. Las compañías recargan aquí y se lo llevan a las gasolineras", explica un portavoz. Y allí van los camiones cisterna a recargar carburantes. El portavoz de CLH reconoce que fuera de la fábrica hay piquetes. "No hemos establecido ningún dispositivo especial. Son las compañías petroleras las que tienen que pedir protección policial para que custodien los camiones hasta las estaciones de servicio", añade.

Las instalaciones de esta empresa en Torrejón parecían ayer a mediodía casi abandonadas, si no fuera por un vigilante que dormitaba en su garita y otro trabajador que barría la entrada. Ni sombra de los camiones cisterna. Sólo unos operarios que trabajaban en el acceso principal. Uno de ellos explica casi con monosílabos que por la mañana los piquetes impidieron la salida a algunos camiones. "Enseguida llegó la Guardia Civil y todo se normalizó", dijo antes de cerrar la boca. "Tengo órdenes de no decir nada", justifica.

Unos metros más atrás, uno de los piquetes explica que "los camiones han venido esta mañana". Mientras lo dice mira de reojo a uno de los agentes de la Guardía Civil. "Hacemos lo que podemos", asegura otro camionero. Pero eso no debe ser mucho, a tenor de las caras de sus compañeros ante la presencia de los guardias. "Les gritamos y les obligamos a detenerse unos segundos para explicarles", añade este piquete. En realidad, los gritos son pitos e insultos y las paradas son breves porque los agentes les impiden asaltar la calzada. La mayoría de los camiones cisterna que repostó ayer lo hizo entre las siete y las nueve de la mañana. Algunos de noche.

El miedo al desabastecimiento ha provocado una obsesión colectiva. Muchas gasolineras estaban ayer colapsadas por ciudadanos que llenaban el depósito del coche hasta rebosar. Esto, y los efectos del segundo día de huelga, provoca que algunas gasolineras de la región hayan colgado el cartel de "vacío".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Para garantizar el servicio la Delegación del Gobierno ha establecido 50 puntos de venta de combustible de emergencia. "Siempre habrá suministro garantizado, aunque las cosas se pongan difíciles", aseguró ayer el presidente de la Asociación Empresarial de Estaciones de Servicio de Madrid.

Varias de las gasolineras de Torrejón estaban ayer atestadas de coches. En otra de las estaciones de servicio en el barrio de Canillas uno de los empleados comentaba: "Nunca hemos vendido tanta gasolina. Se creen que se va a agotar. Ahora viene la cisterna". El camión llega desde Torrejón. Su conductor logrado superar a los piquetes custodiados por la Guardia Civil.

Una de las gasolineras desabastecidas de carburante a causa de la huelga de transportistas.
Una de las gasolineras desabastecidas de carburante a causa de la huelga de transportistas.CRISTÓBAL MANUEL

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_