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La primera gran protesta por la crisis

Piquete encendido en el polígono

Agresiones, ruedas pinchadas y llaves confiscadas en el inicio del paro

Lluís Pellicer

"Ya son las doce y tres minutos. ¡A saco!". Así gritaba uno de los integrantes del piquete informativo de Mercabarna cuando empezó la huelga general de transportistas. Enseguida se pusieron manos a la obra. Increparon a un campesino que llevaba su mercancía al centro de abastos, obligaron a estacionar a un camionero alemán y luego impidieron circular a un par de transportistas más.

Sin embargo, a la una de la mañana ya se dieron cuenta de que Mercabarna era un objetivo, pero que no bastaba. "Tú a la Seat, vosotros al Dia y nosotros a Sant Sadurní. El resto que se reparta entre esta entrada y la otra", repartió otro de los del grupo.

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La noche fue menos pacífica de lo que parecía a medianoche. Tras impedir que, según los Mossos d'Esquadra, más de una veintena de vehículos accedieran al centro de distribución de Mercadona en Sant Sadurní d'Anoia, el piquete paró todos los camiones que vieron en la carretera. En la Ronda Litoral había camiones en las cunetas que no podían seguir su ruta, ya fuera porque les habían confiscado las llaves de contacto o porque les habían pinchado las ruedas.

A la vuelta de Mercabarna, el punto de encuentro del piquete, un camión cargado de bombones volcó en la entrada al parque logístico. La Guardia Urbana sostenía ayer que había sido un accidente, aunque en el momento del accidente varios de los que lo presenciaron, incluidos agentes que acudieron al incidente, aseguraron que fue "culpa de la huelga".

Hasta las cuatro de la mañana, los piquetes siguieron parando camiones en Mercabarna. "Oiga, le comunico que el vehículo de su empleado ha sido parado por la huelga convocada en toda España y que usted ya conoce", le dejó en el buzón de voz una integrante del piquete al jefe de un transportista murciano. Cuatro horas después de iniciarse la huelga, un hombre gritó: "¡A Caprabo!". Todos se montaron en una decena de coches y se trasladaron al polígono Pedrosa de L'Hospitalet de Llobregat. Nada más llegar, se encontraron al encargado de los transportistas, al que insultaron enseguida. "¡Esquirol!", le espetaron.

La tensión explotó. Un grupo agredió al guardia de seguridad de Eroski-Caprabo, al que tiraron al suelo. Otros fueron a por el encargado de los transportistas del centro, al que obligaron a subir a su coche para abandonar el polígono. Cuando arrancaba, unos cinco o seis de ellos empezaron a propinarle patadas al vehículo. Hasta que oyeron las sirenas de los Mossos d'Esquadra. En un segundo la zona quedó vacía. "¿Ya se han ido?", preguntó un agente. "Pues sí que ha sido fácil disolverlos", ironizó.

Otra todos vez a Mercabarna, donde seguía la calma. Apenas llegaban camiones, sólo furgonetas de negocios familiares a los que el piquete no prestó demasiada atención. De nuevo convinieron en que debían controlar la salida de vehículos de los grandes centros de distribución. Y decidieron ir al centro de Dia.

Se plantaron en Sabadell en apenas media hora. Tranquilidad. Desayunaron viendo cómo en La Jonquera habían parado completamente el paso a todos los camiones que querían cruzar la frontera y aplaudieron a rabiar.

No tardaron en recibir una petición de auxilio. Unas 10 personas habían bloqueado el paso de unos 60 camiones en el peaje de La Roca del Vallès y necesitaban efectivos. Antes de irse, trataron de arrebatar las llaves a alguno de los camiones que ya había parado. Sin éxito. Así que siguieron su marcha hacia La Roca. "¿Qué haremos luego? Lo que vaya saliendo", afirmaba uno de ellos. Y lo que va surgiendo aparece en su página Internet, donde van informando de todo cuanto ven: si un camión de tal empresa circula por Barcelona o si han visto a otro salir de un almacén.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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