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La Policía Local de Sevilla desmantela 200 asentamientos en 10 meses

La mayoría de los desalojados son rumanos nómadas

Seis asentamientos desmantelados en tres días. 200 en 10 meses. Es el balance de la estrategia puesta en marcha hace casi un año por el Ayuntamiento de Sevilla para acabar con núcleos chabolistas dispersos por la ciudad y evitar la creación de nuevos focos. Las últimas intervenciones se realizaron el pasado fin de semana y han supuesto la retirada de 14 tiendas de campaña habitadas por una treintena de personas, en su mayoría de origen rumano. En los próximos días, habrá más desalojos.

"Nos da igual que sean de Cuenca o de Rumanía, se les desaloja porque en Sevilla no se puede acampar en medio de la ciudad", explica un portavoz de la Delegación municipal de Convivencia. Los desalojos del fin de semana se han registrado en el Charco de la Pava, Triana, los Bermejales y Sevilla Este. Este último asentamiento, habitado por unas 20 personas, era el más poblado. Sus habitantes pertenecían a dos familias de gitanos rumanos, que habían instalado cinco tiendas de campaña. Siguiendo el protocolo habitual, la policía les visitó hace unos días para advertirles de que no podían estar allí. Cuando llegó el dispositivo para desalojarles, abandonaron el lugar de forma voluntaria.

El Ayuntamiento potenció sus dispositivos para desmantelar asentamientos el verano pasado, después del desalojo de un edificio de la zona de la Barqueta que llevaba un año ocupado por más de un centenar de personas, en su mayoría rumanos. Durante meses, muchos de los desalojados se quedaron en la ciudad sin vivienda fija, moviéndose con sus enseres a cuesta y buscando sitios idóneos para instalarse. Entre julio y agosto, el Ayuntamiento desmanteló más de medio centenar de núcleos.

Fuentes municipales aseguran que casi todos aquellos rumanos se han marchado, pero han venido otros. "Y si dejamos que dos tiendas de campaña se queden tres semanas, acabará convirtiéndose en un asentamiento que se te puede ir de las manos". En cada intervención, el Ayuntamiento ofrece a los desalojados los recursos municipales, como el comedor y alojamiento en un hostal para, al menos, la primera noche. Pero casi ninguno acepta. "Son nómadas, viven así", explican desde el Ayuntamiento.

Las intervenciones municipales están integradas por la policía local, miembros del Cecop social (un centro de coordinación para las emergencias sociales), de Parques y Jardines y de la empresa municipal de limpieza, Lipasam, que en los seis núcleos desalojados el fin de semana retiró 5.000 kilos de basura.

Los asentamientos irregulares de ciudadanos de origen rumano son también frecuentes en otras capitales andaluzas. En Granada, existe actualmente uno en un cortijo del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud en el que la Policía Local estima que hay entre 20 y 25 personas, informa Valme Cortés. Desde que en noviembre se desalojara a otro grupo de unas 30 personas del Cortijo de las Angustias, en las inmediaciones de la Avenida de Dílar, no se ha producido una actuación similar.

En Córdoba, el último desalojo se produjo a finales de 2007 en un cortijo que había sido ocupado a las afueras de la ciudad, informa Manuel Planelles. En la capital cordobesa, el Ayuntamiento está inmerso en un proyecto piloto de integración de rumanos. Disponen de cuatro pisos "puente" en los que residen varias familias a las que se les trata de ayudar para que se integren completamente.

Por otra parte, el Ayuntamiento de Utrera informó ayer de que un mediador intercultural rumano trabajará a partir del próximo lunes en el municipio para favorecer la integración del colectivo de ciudadanos de este país, contra los que se ha organizado una recogida de firmas en protesta por los problemas de convivencia que supuestamente generan.

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